lunes, 4 de marzo de 2013

Que se levanten todos



Habló la Presidenta en el Congreso.
Que no se pierda esa palabra. Que no se diluya en ese tipo de olvido con forma de hipertexto informativo. 
Quieren que borremos  lo sustancial para que la memoria se aloje en la retina y no en la razón. Y menos en el corazón.
Habló para todos y todas. Habló de nuestras cosas cotidianas y de las grandes líneas a seguir por su gobierno, es decir, por el país. Habló de los fondos buitres y dijo que se les pagará lo mismo que se pagó al 93 % que ya está cobrando. Habló de cuidar el empleo y la educación.
Habló de la justicia y cuando lo hizo ¡zacate!: un vendaval de voces anacrónicas salió de la ultratumba de la injusticia a decir que ni se atreva, con la justicia no, que es del poder real, de los viejos patrones, de Clarín y La Nación.
Pensemos este punto nodal del discurso y preguntémonos:
¿Cuál es el único poder de la república que no se elige, no se controla, no se ve, no se escucha más que por sus sentencias,  como suelen decir para no decir nada?
¿Cuál es el poder del Estado que representó  al poder económico para impedir que se cumpla la ley de medios durante tantos años después de ser aprobada por mayoría absoluta por el poder  legislativo?
¿Cuál es el poder que habla con palabras raras, con giros estrambóticos y números de expedientes que por laberínticos lo pierden hasta al más baqueano de las leyes?
El poder judicial, respondemos a coro.
De allí que es necesario que entremos a todos los ciudadanos a opinar, a debatir, a preguntar, a criticar, a aportar lo que se pueda a fin de asegurar definitivamente este nuevo ciclo de la democracia, ahora que se cumplen sus primeros 30 años de vida ininterrumpida.
Y sigamos preguntándonos: ¿Por qué las tapas de Clarín y La Nación de ayer domingo parecen dos barricadas contra la democratización de la justicia? ¿Por qué niegan la necesidad de abrir las ventanas y las puertas de la justicia para que ingrese el pueblo que es la esencia misma de la democracia?
Está claro. Lo que para la democracia es avance y libertad, para esos poderes fácticos es retroceso y libertinaje.
¿Se imaginan lo bello que será el día que un psicólogo, un sociólogo, un historiador, un ingeniero, un arquitecto puedan ser elegidos por el voto popular para ser parte del Consejo de la Magistratura junto a legisladores y abogados probos?
“Que se levanten todos”, acostumbraba a decir un joven militante llamado Rolo, que partió tempranamente.
La garantía de estos cambios es justamente que participemos todos contra el oscurantismo. 
La Causa por la Masacre de Margarita Belén tomó un nuevo cauce y hay que estar presentes allá y ausentes acá por unos días.
Hasta pronto.  Volveremos.

El Argentino, lunes 4 de marzo de 2013

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