miércoles, 13 de marzo de 2013

De amor, de ciencia y Malvinas



La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner junto al ministro Lino Barañao presentaron el Plan “Argentina Innovadora 2020”.
Allí están contenidos los lineamientos más importantes en materia de política científica, tecnológica y de innovación para los próximos años.
Adentrarse en la lectura completa de este Plan es entrar por la puerta virtuosa de la Argentina que ya está alumbrando, de su economía, de su producción, de su educación y de su trabajo.
“Estamos inventando el futuro” dijo Cristina.
“¿Y del amor dice algo?” Pregunta un amigo. “Es todo amor lo que impulsa la ciencia cuando se la concibe de este modo tan humano”, respondo.
“¿Y de Malvinas habla el Plan?” Sigue preguntando.
“Habló la Presidenta”, digo; de la actitud positiva de los EE.UU. y la prensa inglesa, a diferencia del cipayismo de Clarín. 
Esta convicción de patria la reafirmó ante los pibes en el patio de la Rosada. 
Lo cierto es que si nos valemos del Plan 2020 y tomamos una pizca de historia, de sentido común, de geografía, de estadística pura, la ciencia me dirá que lo implantado en las Islas hace 180 años no creció nunca como una población de verdad.
Un censo del Reino Unido indica que en al año 1901 las Islas Malvinas tenían 2.043 habitantes. En 1911 eran 2.392 los isleños. En 1962 había 2.172. Un viejo Informe de población mundial de Naciones Unidas preveía que entre 1970 y 1980 la población no podría crecer en Malvinas. Y no creció.
¿Y en el continente de las Islas, es decir en la Argentina, qué pasaba mientras tanto?
En 1901 había 5 millones de habitantes y en 1962  éramos  22 millones.
Hoy el continente argentino supera los 40 millones y las Islas cuentan con 3.000 habitantes, con un padrón electoral de 1.649 personas que estuvieron en condiciones de votar en este referéndum trucho.
En conclusión, la Argentina continental crece, mientras la Argentina insular, usurpada por el Reino Unido desde 1833, está estancada en el tiempo.
Nuestra diplomacia se vale de todos los argumentos para defender nuestra soberanía. Se vale de las resoluciones de Naciones Unidas y también de la geografía; de la historia y  también de un presente anticolonialista en el mundo entero; de los pájaros que van y vienen a Malvinas y también de los hombres y mujeres que habitaron y habitan nuestras Islas. Por eso seguimos y seguiremos hablando de la población humana de esas islas irredentas.
El referéndum que hicieron es ilegal, pero convengamos que al gobierno conservador inglés el tiro le salió por la culata. Ahora el mundo sabe que los kelpers fueron y son británicos de su Majestad. 
Y en este lío sólo hay colonizados y colonialistas.
Nosotros ya elegimos: Patria sí, Colonia no.

El Argentino, miércoles 13 de marzo de 2013

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