El 27 de
Mayo de 1810 la Primera Junta envió una Circular a los pueblos del interior
para que designen sus representantes.
La
Revolución afirmaba su carácter revolucionario antes que declararse independiente. Nacía
como se nace siempre, con restos de placenta vieja, difusa, contradictoria y compleja.
Pero nacía.
En su interior
convivían y pugnaban a la vez, fuerzas antagónicas.
Algunos se
conformaban con cambiar al virrey, sin modificar la estructura colonial.
Rivadavia,
el adelantado de Martínez de Hoz, asomaba tenebroso.
Otros, como
Moreno, Belgrano y Castelli, aceleraban los pasos para transformar la economía,
difundir el ideario revolucionario que cruzaba a Europa y al nuevo continente y
abrazar desde el pie a nuestros paisanos, los indios.
Fue un
quiebre en la historia.
Y maduraría
seis años después, en Tucumán.
Primero
hicimos la revolución. Después, la independencia.
Valga este contexto
como homenaje a Mayo, pero también como campo de estudio para entender mejor
los tiempos que vivimos doscientos años después.
Aquel fue un
proceso complejo que galopó toda la América criolla.
De nada
valieron los intentos conservadores para tirar hacia atrás el carro de la
historia.
El
historiador oficial, Bartolomé Mitre, “el único prócer que dejó un diario de
guardaespaldas”, según Homero Manzi, nos relató una falsa memoria para
confundirnos. Y sólo nos demoró.
La Revolución
nos hizo libres y fuimos desde entonces una nación y un pueblo.
En el siglo
20 el punto de quiebre fue el 17 de octubre de 1945.
Ese día los
trabajadores y las clases populares sublevaron la patria para rescatarla del
abismo al que la sometían las minorías del odio y el privilegio.
Y nació el
peronismo y emergió un líder: Perón.
También fue
un proceso complejo y contradictorio. Con virtudes y agachadas a las que Evita denunciaba
con pasión y rebeldía.
La hondura
de las transformaciones estructurales que experimentó el Estado y la vida de
los argentinos tuvieron su contra espejo en la violencia reaccionaria de las
dictaduras que se sucederían desde 1955.
La
resistencia y su después harían nacer, quizás, un fruto prematuro.
El
terrorismo de estado instaurado el 24 de marzo de 1976 superó en crímenes y
horror todos los revanchismos de las clases
dominantes; su largo brazo incidiría en los primeros 20 años de la democracia
recuperada en 1983, impunidad mediante.
Hasta el
quiebre amargo de aquel 19 y 20 de diciembre del 2001.
Era la
historia en carne viva.
El 2002 fue
la delgada línea roja entre lo viejo y lo nuevo, entre el Puente Avellaneda y
la sangre derramada por Kosteki y Santillán.
La juventud,
de nuevo, abría el paso a la historia.
El quiebre
definitivo comenzaría a andar con Néstor Kirchner jugando con el bastón presidencial
el 25 de Mayo de 2003. Otra historia comenzaba, con sus contradicciones,
avances y retrocesos y complejidades.
Porque el gobierno
de Kirchner no fue la culminación victoriosa de un país en crecimiento. No
bajaba de Sierra Maestra, sino modestamente del 22 % de los votos y de un país
incendiado por la crisis más letal de su historia.
Así empezó
todo.
¿Es casualidad
o causalidad de la historia que el marco donde se desenvuelven estos procesos lo
configura siempre una Europa hundida en una crisis global y una América Latina
cruzada por los mismos vientos de cambio que soplan desde su origen?
Todo un
detalle para apreciar cada vez que se estudie nuestra historia.
Ya se no me
digas, tenés razón…la historia no se repite, pero hay un devenir dialéctico que
construyen los pueblos cuando se deciden andar.
Luego
vendrían los quiebres del Bicentenario en las anchas avenidas llenas de pueblo
y el “Gracias Néstor, Fuerza Cristina”, muriendo y naciendo al mismo tiempo.
Y después,
ahora, vendría lo mejor.
Porque es
ahora cuando la comandancia civil de la dictadura se sienta al banquillo de los
acusados.
Es ahora
cuando recuperamos los resortes básicos de nuestra soberanía energética.
Cuando el
Estado recupera la plena potestad sobre los ferrocarriles.
Cuando
ponemos a prueba la fortaleza del proyecto nacional, popular y democrático,
asumiendo sus conquistas y acumulando masa crítica para los cambios que faltan.
Cuando el monopolio
Clarín se enfrenta cara a cara con la democracia y sabe que la política es la
que marca la cancha en representación del pueblo.
Es ahora
cuando una oposición timorata debe decidir si se queda girando en torno a
los fantasmas del pasado o acomete la
travesía de ahondar este curso histórico.
El
kirchnerismo es un parte aguas en la historia del país.
No
admitirlo ni entenderlo así es seguir dando vueltas la noria por el lado de la derecha
o por el de la progresía. Y si una cualidad relevante tiene este proceso
transformador es justamente ese: que es un proceso abierto y no un punto de
llegada a una estación cerrada. Por eso se suceden los cambios y medidas, una
tras otra, ininterrumpidamente.
El fallo de
la Corte Suprema poniéndole plazos al Grupo Clarín para desarmarse antes del 7
de diciembre es todo un signo de vitalidad de esta nueva etapa que vivimos. Hay
que entenderlo así, sin la ambigüedad chicata del que sólo se conforma con el
100 % de las cosas. Es una medida que va en el mismo sentido de los vientos. No
transforma la realidad per se, sino que la incluye, la acepta, la asume y le
pone plazos a los que aun pretenden torcer la rueda de la historia.
Entonces, no
hay tiempo para el descanso ni la melancolía.
Es ahora
cuando el tiempo vence a la sangre de una vez y para siempre.
La juventud
toma las banderas y el timón, ayuda a la capitanía de la nave madre, limpia las
cubiertas, alza las velas, custodia el rumbo, acelera la marcha disparando
ideas, argumentos, sueños y nuevas utopías.
Escribimos
estas líneas alborotadas en el vuelo que nos trae de regreso del Acto patrio en
Bariloche.
El calor
popular en esas calles y las palabras de Cristina devolviendo la patria
arrebatada a los argentinos, nos invitan a una conclusión final:
Parece que
esta vez, la Revolución llegó para quedarse.
Miradas al Sur, domingo 27 de mayo de 2012
3 comentarios:
¡Así es, y así sea!
Cuando los pibes empezaron a cantar en Bariloche, al comenzar a hablar Cristina, ella se paró y dijo: "No imagino un acto sin ustedes ahi". Esta es la clave del kirchnerismo, como de los restantes movimientos de liberación hoy mismo en América Latina: el acompañamiento de las masas populares, compuestas en enorme número por jóvenes. A esos pibes los pude descubrir en ese dia tragico del 27 de Octubre de 2010, en la Plaza de Mayo. No venian a llorar a un muerto. No venían a honrar a un caido. Venian a decir: "ACA NO SE RINDE NADIE".
Nelson de Congreso
Cuando los pibes empezaron a cantar en Bariloche, al comenzar a hablar Cristina, ella se paró y dijo: "No imagino un acto sin ustedes ahi". Esta es la clave del kirchnerismo, como de los restantes movimientos de liberación hoy mismo en América Latina: el acompañamiento de las masas populares, compuestas en enorme número por jóvenes. A esos pibes los pude descubrir en ese dia tragico del 27 de Octubre de 2010, en la Plaza de Mayo. No venian a llorar a un muerto. No venían a honrar a un caido. Venian a decir: "ACA NO SE RINDE NADIE".
Nelson de Congreso
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