La Corte
Suprema de Justicia puso plazo al Grupo Clarín para que definitivamente cumpla
con el artículo 161 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
La
desinversión, que le dicen.
La cuenta
regresiva ha comenzado. ¡Minuto en el aire!
El próximo
7 de diciembre, si no surgen otras brujas y fantasmas que interfieran, el
monopolio más poderoso del país deberá ubicarse en la fila de los medios de
comunicación de la democracia. Como cualquier hijo de vecino. Y no será más
monopolio. Claro que aun así será el vecino más rico de la cuadra, por lejos.
Pero al menos cumplirá con la ley. Y ya es bastante.
¿Es para
festejar? Claro que sí. Pero sin dormirse en los laureles.
Falta un
trecho para llegar a fin de año, falta resolver la llamada “cuestión de fondo”
anclada en el despacho de un juez y falta lo principal: que respetar y cumplir
la ley, cumplir con la ética del periodismo auténticamente democrático y vivir
sin la epidemia de miedo que inyecta Clarín todos los días, empiece a ser una sana
costumbre en la Argentina.
Mientras
tanto, la democracia (¡No sólo el gobierno, colegas!) seguirá batallando contra
sus poderosos adversarios: las corporaciones.
Son las que
se opusieron a la ley de Medios, mandaron a sus legisladores del “Grupo A” a votarla
en contra, pidieron su inconstitucionalidad una vez sancionada, presentaron
cautelares por aquí y por allá, difamaron, injuriaron y ofendieron a los que
apoyaron la norma.
Son los que
embarran la cancha todo el tiempo.
Una
pregunta a propósito: ¿Quiénes están atrás de la bomba contra la conferencia de
Uribe?
A falta de
blindados con orugas, cada tapa de Clarín es un trabuco apuntando al corazón de
la democracia.
La
resolución de la Corte es una muy buena noticia.
Anuncia el
amanecer.
Y por eso
mismo no hay que olvidar la mala entraña de un Grupo que es perito en sombras y
tinieblas.
El
vicegobernador Gabriel Mariotto, uno de los principales artífices de la ley en
vigencia (¡En vigencia! ¡No olvidarlo!), aseguró ayer: “Vamos a vivir una
democracia comunicacional como jamás la hemos visto” y agregó: “Nosotros
esperamos, siempre ajustándonos a derecho, porque sabíamos que cuando fallara
la Corte lo iba a hacer refrendando el texto de una ley que está inspirada en
los organismos internacionales de los Derechos Humanos e inspirada en las leyes
respecto a la libertad de expresión”.
Finalizó
diciendo Mariotto: “Esa metodología generó el texto de esta ley que el Ejecutivo
nacional, con el coraje de nuestra presidenta, envió al Congreso después de
haber escuchado a todos los sectores sociales”.
En esta
democracia nadie tiene coronitas.
En 199 días
más, caerá la última que quedaba.
El Argentino, miércoles 23 de mayo de 2012
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