“Inseguridad”,
“inflación” y “dolarización”, son los tres nombres de una mega operación
mediática que se abate sobre nuestras cabezas, nuestros bolsillos, nuestros
cuerpos, nuestros espíritus cada vez que el poder económico precisa movernos el
tablero de la esperanza.
Somos el
país mas seguro de América Latina, según las consultoras internacionales que
estudian el tema.
Somos el
país cuyos niveles de inflación se compadecen con el desarrollo económico de
nuestra economía en permanente crecimiento.
Somos el
país que rompió su dependencia con el dólar el día que Néstor Kirchner resolvió
que “No al ALCA” y le dijo “Chau al FMI”.
¿Y
entonces? ¿Qué pasa con el dólar?
Pasa que no
pasa nada. Estructuralmente hablando, no pasa nada.
Los
argentinos tenemos en el Banco Central reservas monetarias como nunca antes en
la historia: casi 50 mil millones de dólares.
Tenemos una
moneda nacional que se llama Peso. No estamos “dolarizados”.
Nuestra reserva
de valor ya no es el dólar, sino un país que funciona.
Memoria,
argentinos, memoria.
¿O usted
precisa un billete verde para comprar la carne, las verduras, los remedios, la
vestimenta, la cuota del club, los alimentos del supermercado?
¿O usted
gasta “verdes” cuando va de vacaciones a la Costa, a las sierras o las
Cataratas, los fines de semana largos?
¿O usted no
lee las noticias que vienen del viejo mundo y muestran y demuestran cómo se
desploman las economías asentada en el euro y en el dólar?
Este
gobierno desplumó a “los mercados” y le puso nombre y apellido a cada cueva del
poder. Iba a durar cien días solamente. Y mire usted, el proyecto nacional,
popular y democrático cumplió nueve años en la Casa Rosada.
O sea.
El cuento
del lobo dolarizado es otra batalla campal de “los mercados” contra la
democracia inclusiva.
Quieren
atemorizarnos, quebrando la confianza en el gobierno popular para que volvamos
al 2001.
Vale todo
para los inmorales de la exclusión social y de la entrega de nuestra soberanía.
Vale
mentir, tergiversar, asustar y volver a mentir cuantas veces consideren
necesario.
Ahora bien,
esta pelea contra los inmorales la damos entre todos o no la damos.
El gobierno
pregunta y controla como corresponde: “¿de dónde obtiene usted sus ganancias?”.
Para eso
pagamos nuestros tributos. Para que el Estado garantice una sociedad más justa
y transparente.
Los que
deben preocuparse son los que habitan las cuevas de ladrones.
Y a ese
país de ladrones no queremos volver más.
Juan Carr
afirmó ayer que “es el momento de nuestra historia en que a menos argentinos
les falta la comida y que menos hambre hay. El Hambre Cero es inminente
en todo el país”.
¿Por qué no es tapa de los diarios esta noticia?
El Argentino, martes 29
de mayo de 2012
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