Como decía
Minguito: “Antes de hablar, quería decir unas palabras”:
¡Salud
compañeros y compañeras de Página 12, salud!
Ahora vamos
a las cosas del día.
Los dueños
del poder económico no fueron decomisados ni expropiados ni fueron socializados
sus ingresos, riquezas y bienes de familia.
¿Por qué
patalean entonces?
Porque
sufren el síndrome de la vaca atada, parafraseando a la ministra Débora
Giorgi.
No se
bancan que un gobierno elegido por el voto popular siga siendo leal con ese
voto y no acate, como lo hacían gobiernos anteriores, a los dueños de la banca y
los grandes diarios.
No se
bancan la abstinencia de poder absoluto que les provoca un proyecto nacional,
popular y democrático que lleva 9 años en la Casa Rosada.
No se
bancan que los inspectores de la AFIP le pidan la documentación pertinente y le
inspeccionen los galpones con mercaderías mal habidas o trabajadores esclavos.
Tienen
nostalgia de la vaca atada.
Y la vaca
era el país entero. Y eran los bancos y las financieras.
Y era el
tráfico con el dólar ilegal, con la moneda ilegal, con el comercio ilegal, con
la propiedad ilegal, con Papel Prensa ilegal, con las cuevas ilegales, con las
importaciones ilegales, con la riqueza ilegal.
El magnate
del azúcar, Carlos Pedro Blaquier, se movía como un jeque árabe.
Del Ingenio
Ledesma a Punta del Este. De ahí hasta París. De París quién sabe adónde.
Y no se
banca que ahora lo citen a declarar por delitos de lesa humanidad por el
genocidio en Ledesma cuando fue la Noche
del Apagón y los camiones de su Ingenio salieron con los represores a levantar
obreros y estudiantes de sus casas.
Y cuando se
llevaron a un Intendente que también era leal con el voto popular: Luis Aredes.
Y como no
se banca ni a la justicia ni a la democracia declara ante las cámaras: “Te
equivocaste pibe, yo no soy Blaquier”
Empiezan a
notificarse qué es la sintonía fina del modelo.
Pensaban
que era un ajuste y no se equivocaron. Salvo en un detalle: el ajuste no es
contra el pueblo, sino contra la impunidad, la inequidad y la exclusión social
que aún nos lastima la piel.
Europa está
desmantelando la cobertura industrial construida durante décadas de crecimiento
y desarrollo del Estado de Bienestar.
La
Argentina, en cambio, duplicó su capacidad productiva con inclusión social
desde el 2003.
Los datos
revelados ayer por el Jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, son más que
elocuentes.
“La
industria y la construcción fueron los grandes pilares de ese crecimiento”, afirmó.
¿Por qué
patalean las minorías del privilegio entonces?
Por eso
mismo.
Por que
somos un país más justo, más libre y soberano.
Y en un
país de iguales, nadie tiene la vaca atada.
El Argentino, jueves 31 de mayo de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario