domingo, 6 de mayo de 2012

La cuestión nacional según el kirchnerismo




Decía Arturo Jauretche que “la nación es una vida, es decir, una continuidad” y que “lo nacional es lo universal visto por nosotros”.
Vale recordarlo ahora que YPF ha vuelto a casa de los argentinos.
Somos más soberanos, más libres y más justos que el día anterior a la sanción de la ley. La recuperación de YPF vuelve a poner sobre el escenario mayor de la política la conjunción maravillosa que se da cada vez que encuentran un mismo punto de apoyo la cuestión nacional y la cuestión social. Y cuando ello sucede, nace una patria, en la concepción jauretchiana.
YPF, como Malvinas, es ese diapasón que hoy nos permite retomar y profundizar un viejo axioma inconcluso: No hay nación sin pueblo y no hay pueblo sin nación. 
Recuperar YPF no sólo representa recuperar la bandera nacional sobre nuestros recursos, sino continuar recuperando la tan demonizada “caja” de los argentinos.
Hablamos de esa maldita y endemoniada “caja” que no pertenece a un gobierno de turno ni a un partido político, sino a un Estado y a un país soberano.
Hablamos de una “caja” que ya no pertenece a los mercaderes de guante blanco; es esta realidad la que crispa los nervios de los poderosos.  
En la Argentina se viene construyendo una sociedad mejor pero desde la redistribución concreta de la renta y del ingreso. Y hacerlo motiva el odio de los injustos como contraprestación.
El proyecto nacional y popular se jalona orgulloso con estas huellas.
Cuando el Gaucho Antonio Rivero se alzó en armas contra el colonialismo inglés, allá en Malvinas, primero arrió la bandera británica y enarboló la enseña patria y acto seguido, se cobró en nombre de los criollos que lo acompañaban en la patriada, las deudas impagas por los colonialistas.    
Apresado en enero de 1834, el tribunal inglés que lo juzgó y condenó, lo acusó de “bandido” por reclamar la paga que le debían.
Sin embargo, para aquellos gauchos la lucha era una sola: defender la soberanía era defender la paga justa. Y viceversa.
Pero que notable. En 1966 la Academia de Historia le niega el honor de ser homenajeado por otros historiadores porque, para ellos, era sólo un “bandido”. Igual que para los ingleses. ¿Y cuáles fueron los antecedentes y archivos consultados por los académicos mitristas? Las actas conservadas en Londres de aquel tribunal extranjero.
Cuando fusilaron a los peones rurales en la Patagonia trágica, fusilaban “bandidos” según los dueños del poder oligarca y pro inglés de entonces.
Cuando los trabajadores, los cabecitas negras, hicieron el 17 de Octubre de 1945 y cantaban por Perón, por la Patria y el salario justo al mismo tiempo, aquella oligarquía mitrista los llamó, por derecha y por izquierda, “lúmpenes”, “fanatizados”, “fascistas criollos”.
Cuando la dictadura cívico militar de Videla, Massera, Agosti y Martínez de Hoz secuestraba jóvenes y niños para demoler un Estado de todos e imponer el Terrorismo de Estado, llamó a sus víctimas “subversivos”.
Así fue siempre.
Ahora el kirchnerismo pone nuevamente las cosas en su lugar reparando la herida abierta en la larga noche del neoliberalismo.    
YPF ha vuelto a los argentinos por iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner, por acompañamiento popular, por el voto mayoritario de los legisladores y porque en esta región del mundo hay un cambio de época que corre en el sentido de la justicia y la inclusión.
Quizá la holgada mayoría de senadores y diputados que votó la ley que recupera de aquí en más la plena soberanía energética, está expresando y revalidando la corrección de una estrategia de acumulación política, más que la voluntad de una unidad abstracta de los sectores políticos tradicionales. Acumulación que corre en línea con los intereses nacionales y populares antes que con cualquier otro factor. Se acumula cuando se acierta. Y con YPF se acertó con creces. Tanto, que poco o nada importan las hojarascas discursivas que se escucharon en ambas cámaras. El acierto de esta iniciativa de la Presidenta se mide con la vara que mide la corrección de una estrategia y su aplicación en el espacio y el tiempo que corresponde. 
La Argentina debate la cuestión nacional en torno a sus intereses concretos. Y lo hace debatiendo con los elementos que brinda esta nueva época, desde una mirada nacional, latinoamericana y universal al mismo tiempo.
¿Cuál es la mayor desventura de la oposición macrista? Que sigue debatiendo con elementos viejos y oxidados que no se corresponden con la nueva etapa. Mientras el kirchnerismo debate el anticolonialismo, la cuestión nacional y social, con el lenguaje del siglo XXI, algunos opositores debaten manipulando las cenizas partidocráticas del siglo pasado.
La recuperación de YPF, al igual que la firme defensa de la cuestión Malvinas, clausura el viejo país digitado por control remoto desde los centros de poder financiero y el monopolio mediático, es decir, desde las madrigueras de los que perdieron el núcleo duro de su negocio cuando este gobierno, este modelo, este proyecto se lanzó a decidir el destino nacional desde la voluntad de la política, en una país democrático e integrado  como nunca antes al mundo y la región. Pero como no pueden adentrarse en la discusión llana de valores democráticos en juego y mucho menos en cuestiones nacionales y sociales, acuden al viejo argumento de “la caja”.
Faltaría que un día de estos, Clarín y La Nación terminen por abreviar el ataque contra el proyecto nacional y popular  llamando “bandidos” a sus militantes, tal como llamaron hace más de un siglo al Gaucho Rivero.
Si este presente logra consolidarse en el imaginario político de las mayorías, el debate y la acción serán todo lo fructífero y productivo que se proponga la ciudadanía.
Superada la prehistoria de la pelea estéril entre partidos populares y democráticos para ubicar la mira en la disputa con las corporaciones, la política será una fábrica de sueños y realidades, desde otro piso y teniendo como único techo solamente el cielo.
Lo inconcluso estará cerrando así su último círculo y el futuro caminará definitivamente  entre nosotros.

Miradas al Sur, domingo 6 de mayo de 2012








1 comentario:

El Cuervo dijo...

Acabo de leer esta nota y me parece más excelente que de costumbre.
Quisiera pedirle si me puede facilitar la fuente del episodio de la Academia (anti)Nacional de la Historia del año '66, en especial, si tiene una diferente a "Los Profetas del Odio" que es donde lo rescaté días atrás y la que pienso utilizar para publicación similar en mi blog.
De antemano, muchas gracias, compañero.