El programa
de mentiras de Lanata, genera violencia.
Y de la peor
que hay en el mercado de las pasiones: la violencia moral de asistir a la
profanación impúdica y criminal de los seres más queridos por una buena parte
de este pueblo que somos.
El ataque a
la memoria del ex presidente Néstor Kirchner en ese medio y repetido en cadena
por los otros medios del Grupo Clarín, sólo se entiende en el contexto violento
de la última marcha cacerolera.
La
convocatoria de la diputada Carrió, otrora funcionaria de la dictadura cívico
militar, para impedir que los legisladores voten por la democratización de la
justicia, genera violencia.
Y de la peor
que hay en el mercado de la democracia: la violencia institucional de imposibilitar
que funcione uno de los poderes de la República.
Los días que
corren son días donde definimos el
perfil y el sustento de la sociedad que somos y queremos ser. Quizá sea siempre
así. Pero en días virulentos, las disyuntivas sociales y personales se ponen al
rojo vivo.
Pase y
participe, entonces. Reflexione junto a su vecino. No se pelee con nadie, pero
participe. Sepa que no existe el progreso social como destino inevitable.
A la
Argentina la construimos entre todos o no la construye nadie, diría el General.
Somos
nosotros, juntos, los que nos ganamos la paz y la convivencia en estos 30 años.
Y ahora
vienen por ella. No es una pesadilla. Es la realidad.
La gente que
acorraló al joven militante del PRO en la puerta del Congreso gritaba que lo
querían matar “porque es de La
Cámpora”. Se salvó no porque mostró su
carné de identidad partidaria. Se salvó porque corrió y encontró refugio en un mini mercado.
Supongamos
ahora que lo hubiesen atrapado. ¿Qué hubiese pasado? ¿Acaso le hubiesen cantado
La Marsellesa y recordado su derecho a defensa?
Esa gente es
capaz de matar cuando se encuentra en banda. Eso es el fascismo. Eso es el
golpismo.
Y supongamos
más aún: que el pibe acorralado era efectivamente de La Cámpora. ¿Y qué? ¿Es un
delito acaso ser uno de los miles de pibes que militan solidariamente junto a
los vecinos inundados en la ciudad de Buenos Aires y en La Plata?
Estremece
pensar que los carteles que pedían la horca para el kirchnerismo en los
cacerolazos, como la carroza de la agrupación de Ritondo el 8N, más que una
metáfora, eranuna sentencia de muerte.
“Si te dicen
que caí” es el nombre de una bella novela del catalán Juan Marsé y que retrata
la degradación de la infancia durante el largo y cruel franquismo en España.
En esta
Argentina, la infancia es la franja social más cobijada por las políticas de
Estado.
Cuando las
hordas golpistas agreden a la democracia, sepamos que en primer lugar agreden a los pibes.
El Argentino, martes 23 de abril de 2013
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