Ya pasó el
“18-A”. Ya pasó la furia, la ofensa y el mal gusto.
¿Y ahora
qué? ¿Qué propuesta nueva? ¿Qué programa de gobierno? ¿Qué liderazgo político
que unifique esa energía rabiosa de las calles del espanto?
Posiblemente
la propuesta sea programar otro cacerolazo. Y después otro. Y así hasta el
final de los días.
Mientras,
la democracia continúa su marcha construyendo un país más justo, inclusivo
y libre.
La vaciedad
política se manifestó esta vez con una novedad: los referentes políticos de la
oposición pusieron la cara.
Todos
juntos manifestando su odio al gobierno nacional y popular.
El
comandante de la nave insignia, Clarín, habrá pasado lista antes y después de
la concentración.
En nombre
de la antipolítica, convocaron a los políticos. Vaya contradicción.
Ese rasgo
pre-democrático aumenta dramáticamente la oquedad opositora. Tamaño
despropósito deberá resolverse a la brevedad porque es breve el paso que queda
para cumplir con la ley electoral.
Se vienen
al galope las Primarias Abiertas para elegir candidatos y cuando nos demos
cuenta estaremos en octubre y habrá que ir a votar.
¿Pero a
quién votar luego del cacerolazo?
¿A Cecilia
Pando o a Nelson Castro? ¿A Mauricio Macri-Magneto o Hermes Binner-Bonelli?
¿O se
unirán como lo hicieron ayer y ordenarán su desorden rumbo al plazo electoral?
A lo largo
de la historia encontramos la configuración de climas y escenarios nuevos construidos
luego de marchas como las de ayer.
¿Será este
el caso?
¿Se viene entonces
la fórmula Carrió-Biondini? ¿O Macri-Binner?
La base
está.
Claro que el
único espacio ordenador lo expresa hoy el gobierno y su espacio político
organizado. Y un proyecto de país integrado a la América Latina no ordenará
retirada por un cacerolazo opositor como el de ayer.
Son dos
proyectos de país y continente que deberán dirimir en las urnas.
Eso es la
democracia.
Saben que en
el cacerolazo de ayer estuvieron apenas los instrumentos que agita la derecha
real, esa que maneja jueces y camaristas, como antes manejaba coroneles y
generales.
Esa derecha
del poder mediático económico es la que logró el fallo judicial que favorece al
Grupo Clarín.
Se entiende
la indignación de Cristina y de Martín Sabbatella.
Se entiende
la indignación de una buena parte de la sociedad democrática que no ha sido
colonizada por la metralla mediática.
Es que los
jueces corporativos esta vez llegaron lejos; provocativamente.
No contra
el gobierno nacional, sino contra la honra y el sentido común de los argentinos.
La cacerola
del día después, deberá rendir cuenta ante sus propios caceroleros.
Gobernar un
país es otra cosa.
Es rendir
cuenta ante un pueblo que eligió vivir en paz y en democracia.
El Argentino, viernes 19 de abril de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario