Si uno se
pregunta por el origen de las pasiones encontradas que desata Cristina, una
respuesta posible, entre tantas otras, será observar la cátedra que ayer brindó
la Presidenta en la Universidad de Georgetown, en los EE.UU.
Por ese
motivo la odian unos pocos y la quieren unos muchos.
La
brillante exposición que precedió a las preguntas, provocó envidia en algunos y
al mismo tiempo, le dio la talla justa de estadista latinoamericana.
El martes habló
en la ONU y ayer en la inauguración de la Cátedra Argentina en esa Universidad.
Claro que
más allá de los esfuerzos del gobierno nacional, el mundo atrasa
vertiginosamente.
Y la
oposición política y mediática también.
El viejo
mundo está en franca caída y seguirá cayendo irremediablemente hasta que los
pueblos digan basta y cuenten con un liderazgo político suficiente para imponer
otro proyecto de sociedad.
España,
Grecia y Portugal resisten. Sus gobiernos cumplen a rajatabla la Tabla del FMI,
Alemania y el Banco Central Europeo.
Es hora de
represión, por lo que se ve y escucha.
El saqueo
financiero mientras tanto, sigue.
El modelo
de Rajoy y sus mandantes es el mismo que aquí promociona Mauricio Macri. No es
una ironía ni una chicana barata. Lo
dicen ellos mismos cada vez que se juntan en el espacio internacional que
comparten.
No hay que
esperar la próxima campaña electoral para escuchar vanas promesas.
Hay que
observar, nada más que observar, lo que pasa en la Ciudad de Buenos Aires con
30 escuelas tomadas y mirar de reojo lo que pasa en España. Por ejemplo.
El
pejotismo disidente clavó la aguja de su compás de acción en el pasado más
violento de los argentinos. No buscan justicia. Usan un crimen, como el de José
Ignacio Rucci, para juntar voluntades por derecha. El eje aglutinador es ese
pasado al que nadie volverá. Desde allí rearman fuerzas Moyano, De la Sota, De
Narváez y otros para atacar al gobierno de Cristina.
La alianza
interruptus del FAP, Solanas y la UCR, también rearma espacio con los ojos en
la nuca. Atrasan una eternidad cuando se alinean con las huestes de Macri y el
pejotismo, obedeciendo disciplinadamente el mandato de Clarín.
¿Cuál es la
propuesta que ofrecen a la sociedad? ¿Que la gente firme “No a la reelección
presidencial”? ¿No tienen nada para ofrecer como novedoso, algo para proponer
en un país que sigue navegando pese a este mundo sumido en el mayor temporal de
la historia?
Menos mal
que está Cristina.
“La
Argentina es sustancialmente diferente”, afirmó ayer, porque “desde el 2003 se
ha logrado la transformación política, económica y social más importante del
que se tenga memoria, mida como se lo mida”.
Más que una
Cátedra, fue una Catedral.
El Argentino, jueves 27 de septiembre de 2012
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