Lo dijimos
ayer.
Venezuela
en el Mercosur es una sonora carcajada de los pueblos de Artigas, Bolívar y San
Martín.
Hoy vamos a
hablar de algo grave que ocurre en la ciudad de Neuquén.
Advertimos
que esta nota no es apta para personas susceptibles de emoción violenta.
Gobierna el
municipio, la rama radical del PRO.
El cobista
Héctor Pechi Quiroga es el Intendente.
Fue el
primero que firmó un acuerdo con Mauricio Macri rumbo a las elecciones del
2015.
Al igual que
sus provincias hermanas, Neuquén nació, creció y se unió al territorio nacional
a través del ferrocarril.
Los trenes
llegaban hasta la vieja estación y giraban su alma de caldera a leña sobre una plataforma giratoria que era todo un orgullo
para los neuquinos.
Ese lugar es
un verdadero patrimonio cultural.
Cuando se fue
el ferrocarril, construyeron allí un Anfiteatro para poder resguardar el foso
como sitio histórico.
Donde antes
circulaban locomotoras, ahora pasea la gente sobre el Parque Central.
Pero este
22 de abril llegaron las topadoras, demolieron los tres primeros escalones y
con esos escombros taparon el Anfiteatro.
Así como lo
lee.
La orden
fue del Intendente Quiroga.
El 29 de
abril se congregaron muchos jóvenes, artesanos y artistas populares y empezaron
a reconstruir lo que parecía un milagro: desenterrar el patrimonio público.
Lo
hicieron. Y al hacerlo, de entre las ruinas, surgió imprevistamente un gato
negro aprisionado durante 7 días. Y allí anda la mascota disfrutando de sus 7
vidas.
Hubo fiesta
y baile cuando en junio terminaron la tarea.
La cultura
no se entierra, la memoria tampoco.
Pero el
odio, ya sabemos, no descansa. Y fue así que este 30 de julio, durante la fría madrugada
y a escondidas, nuevamente las topadoras de Quiroga enterraron por segunda vez
el sitio histórico.
¿Para esa
derecha no vale nada la participación ciudadana, la voluntad pacífica y
democrática de una juventud que es protagonista, la presencia de Pérez
Esquivel, las 8 mil firmas de apoyo, los 13 festivales, las 100 bandas
musicales solidarias, el patrimonio cultural de un pueblo?
Y allí están
ahora los pibes, nuevamente, desenterrando con sus manos la historia demolida.
Conmueve tanta
dignidad.
Así como nos
indignan los que no llegan a entender que esta es otra Argentina y que hoy somos
un país que rescata su memoria como el bien más preciado.
Ocurre en
Neuquén; debería dolernos por igual a todos los argentinos.
¿Cuánta
distancia media entre la mediocridad de esa derecha injusta y los Presidentes
que ayer se reunieron en Brasil?
El
continente es ese gato negro que salió vivito y coleando entre los escombros
del Anfiteatro demolido.
Por eso está
de fiesta. Y sigue resistiendo.
El Argentino, miércoles 1 de agosto de 2012
1 comentario:
GRACIAS. Qué más puedo decir. Por difundir. Porque soy un Gato Negro. Porque me indigno y tomo la pala con mis manos. Porque soy escritora y la historia se escribe haciéndola con el cuerpo. Porque tengo tripas y soy un ser pensante. Gracias. Un abrazo desde el Anfiteatro que se desentierra una y otra vez y otra vez.
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