Hay quienes acostumbran a ponerse las alas que heredaron de
sus mayores y las guardan en el ropero
con infinito amor.
Son los que vuelan alto, miran con ojos de esperanza y
despliegan la memoria que anida en el
alma de los pueblos.
Los dueños del poder mediático no entienden de estas cosas.
Ametrallan desde cada tapa de Clarín y La Nación, aunque sólo
consigan el eco fantasmal de los que no tienen pueblo o de los que habiéndolo
tenido, allá lejos y hace tiempo, optaron por tirar su honra a los perros.
El paredón del odio está resquebrajado y como tal se
muestra.
Ayer, domingo, La Nación publicó: “Efecto paritarias: A
pesar de la crisis, se incrementó el consumo. Las ventas de alimentos y bebidas
sin alcohol subieron 2,6% en junio”.
Y sigue diciendo que hubo un fuerte rebote y que “el efecto
paritarias llegó al consumo. En junio, las ventas de alimentos y bebidas pegaron
un salto del 2,6% en volumen…representa la segunda suba más importante del año,
empujada por los aumentos salariales acordados en los últimos meses. El dato
confirma la recuperación de la demanda que había empezado a vislumbrarse en
mayo, tras el abrupto freno registrado a partir de marzo”.
Algo es algo.
Pero como buscan excusas para decir que el Gobierno “es un
desastre”, el diario de Mitre publicó el día anterior otra nota titulada: “Impacto
en la avenida Alvear. Los productos de lujo, en retirada. Las trabas a la
importación”.
No tiene desperdicio. Es una pintura del país de la
exclusión, del país que fue.
¿Cuál es la nómina de productos de “su” primera necesidad
que ya no encuentran?: Carteras Luis Vuitton, queso gorgonzola, el Pecorino
romano y los quesos duros franceses e italianos: el roquefort Societé; el brie
y camembert Président, el parmigiano macchiato San Daniele o el Reggiano, el Prosciutto
de Parma San Daniele, cervezas importadas y una gran variedad de tés, desde los
ahumados Twinings, a los orgánicos franceses Dalfour y los ingleses Ammad Tea.
“El lujo es un tipo
de consumo pasional, de conocedores guiados más por el ánimo y la opción de
calidad que por los precios”, apunta un joyero.
“De todas maneras, esto de vivir con lo nuestro no es nuevo
-recordó una fuente-…Es tan arcaica, dañina y burocrática esta política que no
podrá sostenerse mucho más en el tiempo”, agregó.
“Maldito modelo nacional, popular y democrático”, parecieran
decir.
Pobrecitos.
Si las elecciones fuesen hoy, la Presidenta constitucional
de los argentinos triunfaría por el 60 % de los votos.
Y eso les provoca mucha rabia e impotencia.
En nuestro ropero no habrá ropa de marcas.
Pero nos alcanza con un par de alas y un país cada vez más
justo y soberano para seguir volando.
El Argentino, lunes 6
de agosto de 2012
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