Decía
Arturo Jauretche que “la nación es una vida, es decir, una continuidad” y que
“lo nacional es lo universal visto por nosotros”.
Vale
recordarlo ahora que YPF ha vuelto a casa de los argentinos.
Somos más soberanos,
más libres y más justos que el día anterior a la sanción de la ley. La
recuperación de YPF vuelve a poner sobre el escenario mayor de la política la
conjunción maravillosa que se da cada vez que encuentran un mismo punto de
apoyo la cuestión nacional y la cuestión social. Y cuando ello sucede, nace una
patria, en la concepción jauretchiana.
YPF, como
Malvinas, es ese diapasón que hoy nos permite retomar y profundizar un viejo axioma
inconcluso: No hay nación sin pueblo y no hay pueblo sin nación.
Recuperar
YPF no sólo representa recuperar la bandera nacional sobre nuestros recursos,
sino continuar recuperando la tan demonizada “caja” de los argentinos.
Hablamos de
esa maldita y endemoniada “caja” que no pertenece a un gobierno de turno ni a
un partido político, sino a un Estado y a un país soberano.
Hablamos de
una “caja” que ya no pertenece a los mercaderes de guante blanco; es esta
realidad la que crispa los nervios de los poderosos.
En la
Argentina se viene construyendo una sociedad mejor pero desde la redistribución
concreta de la renta y del ingreso. Y hacerlo motiva el odio de los injustos
como contraprestación.
El proyecto
nacional y popular se jalona orgulloso con estas huellas.
Cuando el
Gaucho Antonio Rivero se alzó en armas contra el colonialismo inglés, allá en
Malvinas, primero arrió la bandera británica y enarboló la enseña patria y acto
seguido, se cobró en nombre de los criollos que lo acompañaban en la patriada,
las deudas impagas por los colonialistas.
Apresado en
enero de 1834, el tribunal inglés que lo juzgó y condenó, lo acusó de “bandido”
por reclamar la paga que le debían.
Sin
embargo, para aquellos gauchos la lucha era una sola: defender la soberanía era
defender la paga justa. Y viceversa.
Pero que
notable. En 1966 la Academia de Historia le niega el honor de ser homenajeado
por otros historiadores porque, para ellos, era sólo un “bandido”. Igual que
para los ingleses. ¿Y cuáles fueron los antecedentes y archivos consultados por
los académicos mitristas? Las actas conservadas en Londres de aquel tribunal
extranjero.
Cuando
fusilaron a los peones rurales en la Patagonia trágica, fusilaban “bandidos”
según los dueños del poder oligarca y pro inglés de entonces.
Cuando los
trabajadores, los cabecitas negras, hicieron el 17 de Octubre de 1945 y cantaban
por Perón, por la Patria y el salario justo al mismo tiempo, aquella oligarquía
mitrista los llamó, por derecha y por izquierda, “lúmpenes”, “fanatizados”,
“fascistas criollos”.
Cuando la
dictadura cívico militar de Videla, Massera, Agosti y Martínez de Hoz
secuestraba jóvenes y niños para demoler un Estado de todos e imponer el
Terrorismo de Estado, llamó a sus víctimas “subversivos”.
Así fue
siempre.
Ahora el
kirchnerismo pone nuevamente las cosas en su lugar reparando la herida abierta
en la larga noche del neoliberalismo.
YPF ha
vuelto a los argentinos por iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner, por
acompañamiento popular, por el voto mayoritario de los legisladores y porque en
esta región del mundo hay un cambio de época que corre en el sentido de la
justicia y la inclusión.
Quizá la holgada
mayoría de senadores y diputados que votó la ley que recupera de aquí en más la
plena soberanía energética, está expresando y revalidando la corrección de una
estrategia de acumulación política, más que la voluntad de una unidad abstracta
de los sectores políticos tradicionales. Acumulación que corre en línea con los
intereses nacionales y populares antes que con cualquier otro factor. Se
acumula cuando se acierta. Y con YPF se acertó con creces. Tanto, que poco o
nada importan las hojarascas discursivas que se escucharon en ambas cámaras. El
acierto de esta iniciativa de la Presidenta se mide con la vara que mide la
corrección de una estrategia y su aplicación en el espacio y el tiempo que
corresponde.
La
Argentina debate la cuestión nacional en torno a sus intereses concretos. Y lo
hace debatiendo con los elementos que brinda esta nueva época, desde una mirada
nacional, latinoamericana y universal al mismo tiempo.
¿Cuál es la
mayor desventura de la oposición macrista? Que sigue debatiendo con elementos
viejos y oxidados que no se corresponden con la nueva etapa. Mientras el
kirchnerismo debate el anticolonialismo, la cuestión nacional y social, con el
lenguaje del siglo XXI, algunos opositores debaten manipulando las cenizas partidocráticas
del siglo pasado.
La
recuperación de YPF, al igual que la firme defensa de la cuestión Malvinas,
clausura el viejo país digitado por control remoto desde los centros de poder
financiero y el monopolio mediático, es decir, desde las madrigueras de los que
perdieron el núcleo duro de su negocio cuando este gobierno, este modelo, este
proyecto se lanzó a decidir el destino nacional desde la voluntad de la
política, en una país democrático e integrado como nunca antes al mundo y la región. Pero
como no pueden adentrarse en la discusión llana de valores democráticos en
juego y mucho menos en cuestiones nacionales y sociales, acuden al viejo
argumento de “la caja”.
Faltaría
que un día de estos, Clarín y La Nación terminen por abreviar el ataque contra
el proyecto nacional y popular llamando
“bandidos” a sus militantes, tal como llamaron hace más de un siglo al Gaucho
Rivero.
Si este
presente logra consolidarse en el imaginario político de las mayorías, el
debate y la acción serán todo lo fructífero y productivo que se proponga la
ciudadanía.
Superada la
prehistoria de la pelea estéril entre partidos populares y democráticos para
ubicar la mira en la disputa con las corporaciones, la política será una
fábrica de sueños y realidades, desde otro piso y teniendo como único techo
solamente el cielo.
Lo
inconcluso estará cerrando así su último círculo y el futuro caminará definitivamente entre nosotros.
Miradas al Sur, domingo 6 de mayo de 2012
1 comentario:
Acabo de leer esta nota y me parece más excelente que de costumbre.
Quisiera pedirle si me puede facilitar la fuente del episodio de la Academia (anti)Nacional de la Historia del año '66, en especial, si tiene una diferente a "Los Profetas del Odio" que es donde lo rescaté días atrás y la que pienso utilizar para publicación similar en mi blog.
De antemano, muchas gracias, compañero.
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