jueves, 11 de agosto de 2011

Voto cantado


El domingo 14 de agosto habrá un gigantesco voto cantado a lo largo y ancho del país.

Será como un ensayo para el gran concierto de octubre.

Un voto cantado es aquel que se define por su armonía y polifonía de voces diferentes, en una misma canción.

Vota el chango que por primera vez entrará al cuarto oscuro en Purmamarca.

Vota el veterano que, si hubiese querido, se quedaba tranquilo en su casa de Liniers, pero prefiere emitir su voto porque tiene ganas de votar en memoria de otros tiempos.

Vota la compañera que andaba descreída y ahora volvió a creer en la política.

Vota el que sufrió las inclemencias del corralito y el corralón y acaba de cobrar el penúltimo bono que le quedaba.

Vota la madre que no creía en nadie pero desde hace un tiempo pudo comprarles zapatillas a sus hijos, vacunarlos y escolarizarlos gracias al cobro de la Asignación Universal por Hijo.

Vota el laburante que recuperó el empleo.

Vota la estudiante que recibió su computadora en la escuela pública.

Vota el universitario solidario con sus compañeros chilenos, conciente de tener aquí lo que pelean allá.

El voto cantado es un voto que se canta por las calles y las plazas, pero hace un respetuoso silencio cuando ingresa a la escuela el domingo de elecciones. Sabe que se lo cuenta de a uno al final de la jornada.

Es el que mide las consecuencias de su decisión: cuida lo conquistado y avisa que viene por mucho más.

El voto cantado, más allá de su bandería partidaria, enarbola orgulloso un proyecto de país, mientras susurra, modestamente digo y, como al pasar: “…y sí, tenemos patria”.

Vota con la memoria, con la esperanza, con las convicciones.

Vota sabiendo que lo que pasa en Londres o Chile puede pasar acá si nos olvidamos, por ejemplo, del helicóptero aquel que sobrevoló en el 2001 una Plaza gaseada, apaleada, masacrada.

Un voto cantado es un voto que no tiene miedo. Que te acaricia el alma. Que empuja para adelante. Que dibuja la victoria con los ojos de los pibes.

Un voto cantado cruza la calle solito, sin que lo lleven de la mano.

Vota eligiendo a los mejores y ya no al “menos malo”.

Un voto cantado este domingo se acordará como nunca de Néstor Kirchner, de cuando bajó los cuadros de los genocidas y enfrentó a Bush diciéndole “No” al ALCA y Evo Morales lo llamó “Primer Presidente de América del Sur”.

Un voto cantado fue emocionarse ayer con Amado Boudou y hasta las lágrimas luego con Cristina cuando dijo en el Teatro Coliseo: “No se puede vivir una vida a plazo fijo; en un mundo sin sueños, sin ilusiones y sin alegría”

Un voto cantado es un voto por tu suerte y por la mía y por la nuestra y la de todos.

Es decir, es un voto que se canta como un himno a la alegría.


El Argentino, jueves 11 de agosto de 2011

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