Primero negaron la voluntad popular expresada en las urnas. Después la ningunearon. Y ahora que chocan inevitablemente contra la realidad, ensayan otra salida: “las próximas elecciones son legislativas, no presidenciales”.
Es una máscara para esconder una segura derrota en la elección presidencial de octubre.
Están abrumados y no es para menos.
Que Cristina haya cosechado 10.363.39 votos, es decir la mitad más uno de los votos, sacándoles 38 puntos de ventaja a los segundos, es para agobiar a cualquiera.
Y entonces ¿qué planean los opositores que responden al Grupo Clarín?: Amenazan volver en el 2015.
Si uno repasa las edades de los contrincantes, habría que recomendarles un buen retiro y una mejor reposera. De onda.
Eduardo Duhalde, clase 1941, cumplirá 74 años en el 2015. Carlos Reutemann, clase 42, cumplirá 73 añitos. “Ricardito” Alfonsín cumplirá 64. Hermes Binner, cumplirá 72 años. Juan Manuel De la Sota y Alberto Rodriguez Saa, nacidos en 1949, cumplirán 66 años. Alcira Argumedo, cumplirá 75 años y Pino Solanas llegará a los 79 años.
“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, dice Serrat.
Tendrán que aceptar que el “fin de ciclo” que pregonaban, es el de ellos.
Perdón por la sinceridad. Pero el reloj no tiene patas de cangrejo.
Cuando el pueblo en el 2001 exigía “que se vayan todos” le estaba hablando a la vieja política que esta oposición representa. Pero se quedaron. Tercos.
El voto del domingo volvió a recordarles la consigna.
Y todavía se preguntan intrigados ¿porqué no hay “triunfalismos” en el kirchnerismo?
Si el gran organizador de la sociedad es el Estado, para el proyecto nacional y popular es un proyecto de país con igualdad, no una compulsa electoral.
Así, Cristina se para desde el rol de Jefa de la Nación que le confiere el pueblo con su voto. No es una cuestión de estilos ni buenos modales. Ella está para conducir a una Nación, no a una personería jurídica partidaria.
Es otro tablero el suyo. Incomprensible e inalcanzable para estos opositores.
En este marco se entiende que la Presidenta dijera ayer: “Es una Argentina de contrastes todavía y tenemos que hacernos cargo de esos contrastes y seguir trabajando para seguir achicando la brecha social. Esto es clave porque impacta en toda la sociedad, impacta en la economía, en el consumo, impacta también en la seguridad porque da mejor calidad de vida a la gente y la saca de lo que podría ser por allí la tentación o muchas veces los problemas que generan las desigualdades”
Allí está puesto su desvelo y su vigilia principal.
Como dijo el Libertador San Martín, al que hoy recordamos con orgullo patrio: “Seamos libres y lo demás no importa nada”.
El Argentino, miércoles 17 de agosto de 2011
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