Las imágenes son dramáticas.
Arde Londres. Destrozos y saqueos en varios barrios de la capital del viejo imperio inglés. Queman autos. Queman comercios. Son todos jóvenes.
Arde Madrid. Los manifestantes rodean la Plaza del Sol y son reprimidos por la policía. Resisten los ajustes salvajes de Rodríguez Zapatero. Gritan. Cantan. Son todos jóvenes.
Arde Atenas. Miles de griegos rodean el Parlamento. Resisten el ajuste ordenado por el FMI y la Unión Europea. Son todos jóvenes.
¿Cómo dijo? ¿Jóvenes? ¿No serán de La Cámpora?
No, señor. Acá los jóvenes defienden lo que allá reclaman.
El que se desmorona es el viejo mundo. Y los jóvenes que allá resisten, se niegan a tener que padecer la vejez prematura a la que los condenan sus gobiernos, arrojándolos a las calles del desempleo, del desamparo, de la desesperanza.
Lo increíble está sucediendo.
El muro de Berlín cayó de una sola vez y para siempre hace ya dos décadas.
La vieja Europa del socialismo real crujió, entonces, de afuera para adentro. Y viceversa.
En cambio, el muro del neoliberalismo no para de caer y hacer ruido de un lado al otro del océano.
El ojo de la tormenta está ahora en los EE.UU.
Y en las Bolsas del mundo que ayer fueron un barril sin fondo.
Pero Obama no tiene mejor idea que recurrir al extinto “Consenso de Washington” para resolver los problemas originados, precisamente, por tan odioso “Consenso”.
El resultado está a la vista: el imperio ya no es el país más seguro del mundo.
Le bajan el pulgar las consultoras de la deuda, lo acorralan los mercados, demócratas y republicanos se dejan asediar dócilmente, recortan el gasto social allí donde más le duele al pueblo, pero eso sí: mantienen intactos los gastos para invasiones y bombardeos.
Son políticos de la era del hielo.
Es decir, del ajuste salvaje permanente, de la baja en los salarios a los trabajadores y los jubilados, de las privatizaciones, de la represión al pueblo cuando se moviliza.
Ahora la crisis les estalló en la propia caldera.
¿Por qué? porque en este lugar del mundo, los gobiernos nacionales y populares crearon una herramienta que se llama UNASUR y avisaron con tiempo y calma, que aquí no entra nadie a trasladarnos su crisis.
Tranquilos. Que cuidando el ahorro de los argentinos hay una línea media impenetrable: Amado Boudou, Mercedes Marcó del Pont y Diego Bossio.
Economía, Banco Central y la ANSES. Una línea media que tiene en la capitanía a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Esta divisoria entre lo nuevo y lo viejo es lo que se vota aquí el próximo 14 de agosto en las Primarias Abiertas.
O sostenemos el modelo de un país en crecimiento.
O importamos el incendio londinense.
El Argentino, martes 9 de agosto de 2011
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