“Fueron Durán Barba y Macri los que usaron métodos de campaña sucia”, tronó ayer con firmeza y serenidad, Carlos Tomada.
El juez federal Ariel Lijo allanó los domicilios de tres empresas en el marco de las medidas de prueba ordenadas en la causa por la campaña electoral sucia contra Daniel Filmus.
Allegados a la causa precisaron que los operativos se concretaron en las sedes de las firmas TAG Continental, Connectic SRL y NSS, con domicilios en Libertad 1.240; en Talcahuano 446 y Virrey Ceballos 422, respectivamente.
La Justicia habría investigado y encontrado los aguantaderos desde donde se realizó la encuesta trucha contra Filmus: son oficinas ligadas a Durán Barba, el consejero de Macri.
Pero no es todo: existiría un vínculo entre esta campaña sucia contra Filmus con las escuchas ilegales que motivaron el procesamiento de Macri.
La denuncia judicial es muy grave. Y por tanto, merece una reflexión ciudadana.
La porción del electorado de la Ciudad de Buenos Aires que votó por Macri en la primera vuelta se compone de aquellos que fueron usados en su buena fe por Macri-Durán Barba y quienes aún conociendo esta asociación delictiva, decidieron acompañar igual a la fórmula del PRO.
Estamos convencidos que la inmensa mayoría de los votantes del Pro fueron víctimas de la campaña sucia.
Ahora todos estamos informados.
De aquí en más nadie podrá argumentar que no sabía.
La violencia y el cinismo se dieron de la mano en una campaña cuyo autor intelectual, Durán Barba, dice textualmente: “Hay que destruir psicológicamente al adversario. Hay que nublar su mirada con la ira para que se destruya a sí mismo”.
Léalo de nuevo por favor. Lo dicen los mismos que aconsejan “ondas de amor y paz”. Cinismo puro.
Queda claro porqué no aceptan el debate democrático: porque el fuerte de sus campañas no está en la legalidad y la legitimidad de la democracia, sino en el delito.
Se mueven mejor en la clandestinidad para pinchar teléfonos y espiar ciudadanos, para reprimir a los más humildes, para infiltrarse en encuestas telefónicas de hogar, con falsas preguntas y falsas respuestas.
“A la gente, las escuchas telefónicas no le importan un carajo”, declaró Durán Barba ante Clarín, el 18 de julio de 2010.
Por igual delito, en Inglaterra se puso en jaque al Magnetto europeo: Murdoch, renunciaron jefes de policía, cerró el principal diario inglés y encontraron muerto al periodista que hizo la denuncia.
Con los argentinos no, Duran Barba.
Por esta suciedad, TN y Clarín montan su propia campaña para salvar a Macri de la hoguera. ¿Cómo lo hacen? Poniéndole soda al delito.
En una semana, los porteños emitirán su voto: por la verdad o por la mentira.
El Argentino, viernes 22 de julio de 2011
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