viernes, 1 de julio de 2011

Es tiempo de juventud


Los pibes de La Cámpora se amuchan por el frío en las esquinas de la Ciudad, repartiendo sus volantes con el rostro de Filmus, Tomada y Cabandié.

Despliegan sus banderas. Hablan con la gente. Debaten. Escuchan. Convencen a algunos. A otros no tanto. Pero no paran de cantar.

Saben que la derecha y la progresía boba que le es funcional, los atacan por distintos flancos para provocarlos.

Ellos miran al frente y siguen militando.

Ya falta poco para el 10 de julio. No hay tiempo que perder. Convocan a un festival de rock para el sábado en Parque Centenario.

Son pura alegría, los militantes.

Las urnas empiezan a desperezarse poco a poco para que los porteños puedan decidir si Buenos Aires seguirá aislada cuatro años más con Macri gobernando o elegirán ser la capital de esta nueva Argentina que no para de crecer.

“Macri critica todo y no hace nada, yo lamento que sea el jefe de Gobierno de la Ciudad en la que viví toda la vida”, expresó ayer la ministra de Seguridad, Nilda Garré, entre dolor y bronca. Un pincelazo expresivo.

Mauricio Macri y el monopolio mediático que lo esponsorea, el Grupo Clarín por si no queda claro, transitan la campaña sin hacer olas, sin debatir, sin agitar las aguas, sin avisar siquiera que se vota.

A ver si alguien se aviva y los vota en contra, parecieran decir.

Esta militancia que sale a las calles intenta en cambio, ponerle pimienta a una elección muy especial. Dicho desde adentro de nuestro federalismo.

Porque si ganara Macri, pongámosle, el gobierno nacional seguirá gobernando como hasta ahora, pero los que perderían la oportunidad de ser ciudadanos de veras, serían los propios porteños y porteñas.

Si esto llegara a suceder, habrá ganado el viejo mitrismo conservador del centenario, ese poder concentrado que se niega a distribuir con equidad sus bienes, oscuramente logrados, ese gobierno de ricos y para unos pocos, que no produce cultura ni arte ni belleza.

Mucho menos viviendas, subtes y escuelas.

Por eso esta campaña precisa que todos los ciudadanos participen en defensa propia.

Si se enfrentan dos modelos de país y de ciudad, y no tan sólo dos carné partidarios, es hora de ganar las calles, las aulas, las plazas y las oficinas para defender las banderas de igualdad de derechos.

El proyecto de país inclusivo que hoy gobierna la Argentina, lo lidera y conduce Cristina Fernández de Kirchner. De sur a norte, de este a oeste.

Que el porteño sepa que él también puede triunfar como sus compatriotas en Misiones y en Tierra del Fuego. Como en Catamarca, en San Juan y en La Rioja.

Que viva el placer de ser parte de una épica nacional, popular y democrática.

Además, nadie se salva solo.

El Argentino, viernes 1 de julio de 2011

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