Con la muerte de Ernesto Sabato, la cultura de los argentinos se prende una cinta de luto sobre su solapa y a la vez, desata la memoria y revuelve sentimientos.
Allá quedó la imagen con Videla, allá la “teoría de los dos demonios”.
Acá la vida y la muerte batiéndose entre héroes y tumbas.
Y el que esté libre de contradicciones que arroje la primera piedra.
Ningún odio, ningún resentimiento doblegarán jamás nuestra razón de vida.
Nos duele la muerte de Sabato y lo decimos.
Lo recordamos visitando la Carpa Blanca docente frente al Congreso, diciendo antes de subir al escenario:
"La esperanza nace de la desesperación. La Argentina llegó a ser la séptima potencia del mundo por el nivel de alfabetización. Esa cultura hoy corre peligro de irse al abismo, cuando la sacralidad del hombre es menos importante que el cierre de los balances, cuando ingresar al Primer Mundo significa que un chiquito se muera de hambre. Por eso, ante la indiferente soberbia de los números y de las estadísticas, debemos volver a mirar a aquellos hombres valientes y nobles que lucharon por la dignidad de los pueblos".
Minutos después entregó un abrazo solidario a los maestros y maestras que ayunaban en defensa de la escuela pública mientras los comparaba con los ejemplos de San Martín y el Che Guevara.
Era la resistencia al neoliberalismo salvaje.
Era el Sabato que logró, el 3 de mayo de 2003, a través del pianista Miguel Ángel Estrella, que el entonces candidato a presidente Néstor Kirchner, lo visitara en una casa de Palermo donde había un piano “Stein Wai” para que se luzca Estrella.
Aquel día, Sábato le dijo a Kirchner: “Usted es nuestra esperanza. No hay que volver al pasado, hay que votar al futuro y nunca en blanco”.
El 15 de abril de 2004, ya en la presidencia, Kirchner se interesó por la salud del escritor. Sabato le respondió con una carta donde le decía:
"Querido amigo: deseo agradecerle que haya querido saber de mí…Ya estoy en casa y mejor…
Quiero pedirle que se cuide mucho y aproveche esta circunstancia para dejar de cumplir con tantas obligaciones formales a las que está obligado.
Le repito, además, que nos es muy importante contar con usted.
Nuestro cariño a Cristina. Un abrazo. Ernesto Sabato "
Nosotros nos quedamos con el Sábato que el 6 de setiembre de 2006 recibiera a una delegación oficial, encabezada por la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner, haciéndole entrega de un subsidio para construir una casa museo con su nombre.
Todo está guardado en la memoria, dice León Gieco en su bella canción.
Por eso en este adiós, recordamos las palabras con que Néstor Kirchner respondiera a Sabato el día que se encontraron: “Sabato, usted es nuestro maestro”.
El Argentino, lunes 2 de mayo de 2011
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