La Patria ya palpita los festejos de su primer Revolución democrática.
Es probable que la consigna que se cantara aquel 25 de Mayo de 1810 frente al Cabildo fuese: “Y llueve y llueve y el pueblo no se mueve”.
Pero bien vale hablar de “el sol del 25”, aunque llueva a cántaros.
Total, la noticia más trascendente no estaba en el cielo sino en la plaza del pueblo:
“Tenemos patria”, sería un buen titular.
Como en aquel lejano 1810, hoy sigue siendo la noticia a celebrar en las calles y en las plazas.
Hace 201 años los absolutistas cometían el desatino de intentar perpetuar al virrey Cisneros al frente de la Junta.
Que ningún político conservador de estos tiempos se haga los rulos pensando que inventó la pólvora al engañar al pueblo. Esas artimañas son más viejas que el Cabildo.
El 24 de mayo de 1810 la maniobra consistió en querer perpetuar al virrey en el trono, concediendo algunos pocos lugares a los patriotas, pero conservando la sartén por el mango y el mango también.
Avisados del intento, Belgrano, Moreno, Castelli, French, Saavedra, todos los revolucionarios de Mayo, pusieron las cosas en su lugar, exigiendo la renuncia de Cisneros y llamando al Cabildo Patrio para el 25 de Mayo.
Y se hizo la Revolución.
Note usted algunas similitudes entre aquel pasado glorioso y este presente que hoy vivimos, pese a que transcurrieron ya dos siglos.
Hoy como ayer, los absolutistas de nuevo cuño, los neoliberales del FMI, los heraldos del mercado, los enemigos del Estado y de las libertades públicas, intentan consolidar sus dominios después del derrumbe que ellos mismos ocasionaron con la gran crisis mundial desde el 2008 en adelante.
Observemos lo que pasa con la vieja Europa para comprobar lo que afirmamos.
Los poderosos venden gato por liebre cada vez que se sienten acorralados.
Obligan a Grecia a entregar “las joyas de la abuela” y hasta las sandalias de Zorba el griego, pero como si fuese una graciosa concesión, aclaran que no pretenden ni la Acrópolis ni el Partenón.
Someten al pueblo español y en especial a sus jóvenes, al escarnio público del desempleo y la falta de mejor democracia y futuro.
Eso sí: “en nombre de la nueva política”, diría Zapatero.
Todas las “salidas” de la crisis global en el viejo mundo, incluido los EE.UU., todas fueron y son por derecha. Lo que equivale a decir: más nafta para apagar el incendio que ellos mismos provocaron.
¡Por suerte somos argentinos y estamos en la Argentina!
En ese camino de recuperación del orgullo nacional hay que inscribir el triunfo del diputado Agustín Rossi y el Frente para la Victoria, en Santa Fe.
Tenemos patria. Y es un buen motivo para salir a festejar mañana.
El Argentino 24 de mayo de 2011
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