domingo, 22 de mayo de 2011

Si el olvido es unitario, la memoria es federal

Con el cierre y presentación de las listas de candidatos, las elecciones porteñas se vienen al galope.
Un poco más allá, asoma Octubre como un mes esencial para elegir nuestro destino.
Estamos en la Semana de Mayo y el alma vuelve a entrar en revoltijo preguntando quiénes somos de verdad y quiénes queremos ser los argentinos.
Mucho más cuando será esa la cuestión central a desentrañar a la hora de entrar al cuarto oscuro.
Hoy, 22 de Mayo, es el día del Cabildo Abierto y es una buena fecha para empezar a definir nuestro próximo voto.
Aunque, paradójicamente, a 201 años de la Revolución de Mayo, el cabildeo popular más nutrido se está dando en la antigua metrópoli española y no en tierra americana.
Cosas de la historia.
No es caprichoso afirmar que si el olvido es unitario, la memoria es federal.
Quizás alcance, para comprobarlo, con repasar detalle por detalle los Juicios por crímenes de lesa humanidad que se desarrollaron durante la semana.
¿Tendrá algo que ver lo que vino después del triunfo de Mitre en la batalla de Pavón con la masacre ejecutada por la dictadura de Videla y compañía?
Quizá sea preciso repasar el nudo argumental de la oposición proponiendo olvidar los crímenes de la dictadura y lo que es peor, borrar una por una las conquistas sociales de estos últimos años.
¿Es posible relacionar el olvido oficial de la historia mitrista sobre los crímenes cometidos contra los Caudillos federales que defendían sus economías provinciales, con la amnesia impune que sufrió esta democracia indultando a los genocidas del terrorismo de estado y dejando libre a Martínez de Hoz?
O quizás haya que observar los planteos económicos de la derecha, con sus nostalgias y melancolías por el ALCA que no está, por el FMI que ya no nos pisotea, por el libre cambio tan deseado, por el dominio del mercado y el achicamiento del Estado.
O quizás haya que comparar la política seguida por Mauricio Macri desde la jefatura porteña para concluir que no es más que una nueva versión de la vieja política mitrista y rivadaviana queriendo disociar a Buenos Aires del resto de la nación.
O quizás alcance con mirar las imágenes de la vieja Europa con su reloj atrasado, pugnando por la revolución del sentido común que sus jóvenes reclaman, para lograr dimensionar el cambio que aquí experimentamos desde Néstor Kirchner en adelante.
Quizás resulte útil y necesario abordar todos estos temas para poder entender lo que nos viene pasando.
Repasemos algunos pasajes del discurso presidencial del viernes, en los 420 años de La Rioja, para echar más luz sobre estas cuestiones.
Cristina afirmó, entre otros conceptos y emociones:
“La historia de La Rioja es la historia también de todos los argentinos.
Las imágenes de Facundo, del Chacho Peñaloza, de Rosarito, de monseñor Angelelli, de Castro Barros, de Joaquín V. González…cuando se ha logrado que un joven vuelva a levantar la bandera argentina y cante el himno con orgullo, uno siente que ha cumplido los grandes ideales de esos patriotas riojanos y también de otros como San Martín, Belgrano, Moreno, Castelli, Perón, Eva”
Queda claro que la Presidenta identifica su mandato de gobierno y el proyecto de país del que deviene, en aquellas fuentes de la historia mencionada.
Cuán diferente es la actitud huidiza del pensamiento conservador que, con la excusa de mirar hacia adelante, pretende que olvidemos los males que ellos ocasionaron llamándose librecambistas, unitarios o procesistas.
Es preciso hacer docencia en medio del fogoneo electoral. No vale todo lo mismo.
Hay que conocer las raíces del proyecto de nación que uno abraza para advertir que, con matices, los proyectos en pugna siguen siendo los mismos que cuando se inauguraba la patria de los argentinos.
El ejercicio de la memoria sirve para sembrar el futuro o se transforma irremediablemente en una melancolía estéril.
Por eso es interesante rescatar otro pasaje del discurso de Cristina:
“Creo realmente que estos años han venido a remontar décadas de olvido, décadas de un país que sólo miraba hacia afuera o hacia el puerto, que había olvidado a las provincias, a las economías regionales, no solamente a las del NEA y a las del Norte, también a la Patagonia;…estamos en el camino correcto porque hemos empezado la tarea de construir un país inclusivo, federal como lo hemos hecho. No porque hayamos descubierto la pólvora o encontrado el agujero al mate, como solía decir un compañero de bancada cuando era senadora nacional, no, es apenas porque hemos sabido leer nuestras propia historia.
En estos 200 años las cosas que hemos conseguido los argentinos, las hemos conseguido cuando hemos confiado en un proyecto nacional, cuando hemos creído en nuestro pueblo, cuando hemos creído en nuestras raíces, en nuestra historia, cuando hemos reconstruido esa conciencia que yo denomino nacional, popular y democrática y que tiene que ver con saber que tenemos que producir algo más que materias primas, que esa fue la gran lucha también de unitarios y federales y que nosotros nos embanderamos en las luchas federales que querían un país igualitario con economías regionales donde agregaran valor y generaran trabajo para los miles y miles de comprovincianos, que no tuvieran que irse de sus provincias”
Quedó muy claro el concepto.
Estamos consolidando la historia del país federal. Por eso la democracia se vistió de épica en los últimos años.
Y si hubiese dudas al respecto, la herrumbrada resistencia de los poderosos enemigos del cambio, Grupo Clarín mediante, lo pone de manifiesto.
Este es un cambio estructural de doble entrada: la horizontal, que nos permite apreciar y comparar lo que nos sucede a los argentinos en el instante que Europa se desploma socialmente. La vertical, que ilumina este presente con las raíces de nuestra historia nacional.
Como dijo la Presidenta en el mismo discurso:
“Porque tenemos historia es que podemos construir futuro, los pueblos sin historia o los que pretenden ignorarla o enterrarla, o los presuntos desmemoriados, son los que nunca pueden llegar a ningún lado”

Miradas al Sur, domingo 22 de mayo de 2011

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