domingo, 7 de marzo de 2010

UNA HISTORIA POPULAR INCONCLUSA

Atrás de la oposición al Gobierno, está el pasado más trágico de los argentinos.
No es una exageración. Es apenas un ejercicio vital de la memoria, el instinto del sobreviviente.
Y en esta Argentina, todos somos sobrevivientes.
De la dictadura más feroz del continente, del menemismo depredador que terminó la faena económica iniciada por Martínez de Hoz, de la obediencia debida, el punto final y los indultos a los genocidas, del corralito de De la Rúa, del corralón de Duhalde, de los muertos en Plaza de Mayo y en el Puente Avellaneda y en Corrientes y en Rosario.
Hay que despertar a tiempo. Y recordar de dónde venimos para saber hacia dónde vamos con este proceso político iniciado en el 2003 con Néstor Kirchner.
Si hay voluntad, ganas de vivir sin volver atrás, esta vez se hace más fácil entender. Sólo hay que repasar los archivos de la memoria, revisar prontuarios, releer el currículum de los dirigentes que hablan con el candor de un adolescente, cuando ya sabemos que son gallos viejos.
Son los mismos que gobernaron hasta el 2002.
Hay que mirar sus fotos. Lo reconoceremos al instante.
Pero si prefiere, salgamos de esa argumentación, aliviemos tanta carga oprobiosa del pasado y revisemos el pensamiento opositor en estas horas del presente. Comprobaremos que no han cambiado en nada su pensamiento político, económico y social. Mejor dicho, antisocial. Veamos.
Cuando niegan el uso de las reservas monetarias para afrontar las deudas, esa deuda que ellos mismos ocasionaron cuando gobernaron, dicen a continuación que el gobierno nacional debería “ajustar el presupuesto”.
¿Le suena el concepto? ¿Se acuerda del descuento del 13 % a los jubilados, a los estatales, a los maestros, al salario de miles y miles de trabajadores?
Se trata de eso. No hay misterios. En lugar de aprovechar las reservas que este gobierno logró ampliar a 48.000 millones de dólares para afrontar deudas y posibilitar seguir creciendo, los opositores intentan pegarle el manotazo a la salud, a la educación, a la industria nacional.
Esos años del ajuste están muy cerca todavía. Tan cerca, que personajes hoy opositores como Patricia Bullrich, Gerardo Morales, Ricardo Gil Lavedra y Rodolfo Terragno, por ejemplo, fueron los ministros de De la Rúa que firmaron y aprobaron el salvaje ajuste de la Alianza radical.
Entonces, “ajustar el presupuesto” y “ponerle un corralito a las reservas” son parte del único recetario que esta dirigencia opositora conoce.
Vaciaron el Banco Central cuando gobernaron y nos quedamos sin reservas monetarias; por eso el corralito que impusieron con Cavallo, fue contra los ahorros de los argentinos. Pero la ideología del ajuste es el mismo.
No vienen sólo por el Gobierno de Cristina. Vienen por usted, por los más humildes y por los que con su esfuerzo solidario, lograron en estos años hacer posible el desarrollo económico del país. Esa oposición viene por la revancha. Les resulta intolerable que un gobierno nacional y popular haya logrado en apenas 7 años la transformación más profunda de la Argentina en un siglo de vida.
Y a favor de los que trabajan. No de los que viven del sudor ajeno.
El pueblo también tiene un proyecto de país inconcluso. Está en curso, pero falta un trecho. Es la Argentina que dejó inconclusa el Padre de la Medicina Social, Ramón Carrillo, que naciera en Santiago del Estero un 7 de marzo de 1906.
Los opositores tienen prontuarios, mientras que el pueblo tiene hombres y mujeres que legaron su vida para honrar la historia.
Así habla Ramón Carrillo:
“El estado no puede quedar indiferente ante el proceso económico, porque entonces no habrá posibilidad de justicia social, y tampoco puede quedar indiferente ante los problemas de la salud de un pueblo, porque un pueblo de enfermos no es ni puede ser un pueblo digno”.
“Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas”


Jorge Giles. El Argentino. 7 de marzo de 2010.

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