Después del mensaje de la Presidenta de la Nación, el lunes pasado ante el Congreso, se produjeron dos movimientos diametralmente opuestos:
1. - Todos los indicadores de la economía subieron muy alto en sus valores y
2. - Todos los opositores políticos y mediáticos cayeron muy bajo con sus falacias.
Resulta así que mientras el Gobierno gestiona sobre aquellas cosas que impactan sobre la realidad cotidiana de los ciudadanos, sobre la economía, sobre el superávit fiscal y comercial en permanente crecimiento, sobre el desendeudamiento, la oposición sólo recurre al gesto odioso y reflejo de decir que "No".
La consigna es: "por las dudas me opongo"
¿Qué proponen? Nada.
Ya se sabe que este Gobierno es criticado por muchas cosas, casi al gusto del consumidor.
Pero es imposible encontrarle dos renuncios que hasta el 2002 sí fueron parte del paisaje reinante: jamás envió un proyecto de ley que ajuste y castigue a los sectores medios y populares, por un lado y por otro, jamás se quedó sin iniciativa política para ejercer la responsabilidad de gobernar el país.
El nuevo escenario parlamentario encuentra a una oposición partida en mil pedazos, amontonada sólo para enfrentar rabiosamente al gobierno, al bloque oficialista y al movimiento político gobernante que a su vez, no cede un tranco de pollo ante las embestidas del poder económico concentrado y sus lenguaraces políticos.
El fondo de la cuestión es la deuda externa y esta porfía incansable de Cristina por ganar autonomía financiera para que el país pueda seguir creciendo.
La deuda se hizo eterna porque es el mayor negocio de la historia para los buitres de adentro y de afuera del país.
Cuanto más abultada fuese, mayor interés habrá para pagar y para cobrar. Esto es así acá y en la China.
El gobierno de Néstor Kirchner y el de Cristina ahora, fueron en sentido inverso a esta lógica depredadora fomentada por los organismos multilaterales desde hace décadas, principalmente el FMI.
En este marco se deben entender las políticas implementadas desde el 2003 a la fecha. Es un modelo previsible de acumulación y distribución inclusiva de riqueza. Y que no cede ni en el contenido ni en las formas de su proyecto político emancipador. Aunque a algunos atildados comentaristas les resulte "políticamente incorrecto".
"Nos hicieron un gol con la mano" dijo el lunes un diputado opositor en los pasillos del Congreso.
"No entiendo qué pasó", respondió otra opositora.
Un senador fue más locuaz y comentó "Si ya se ordenó la transferencia de reservas del Banco Central para pagar las deudas mientras todos nosotros estabamos sentados, lo siento mucho, pero creo que nos hicieron el mejor gol de Maradona ante los ingleses, que no fue precisamente el de la mano de Dios"
Este era el ánimo reinante en uno de los corrillos opositores minutos después de haber finalizada la Sesión. La descripción es casi textual.
Era un espejo fiel de la desazón y la puesta en escena del acto reflejo opositor.
Sentían que el gobierno había reafirmado su rumbo, convirtiendo literalmente un golazo inesperado para ellos, y lo primero que hicieron fue salir corriendo a reclamar "orsay" al Tribunal de La Haya.
No juntaron filas para devolver con goles y jugadas más brillantes que la de sus contrincantes. No les interesó jugar para brindar un buen espectáculo ante su hinchada. No repasaron la táctica y la estrategia del equipo para plantarse en el campo de juego y demostrar que pueden jugar mejor y remontar el partido.
Hicieron lo de siempre. Apelaron al monosílabo NO, actuaron ante las cámaras de televisión y prepararon una demanda judicial mientras juntan los porotos incoloros para "voltear" los decretos del Ejecutivo.
Como verá, hoy juega la Selección y el clima del Mundial ya se mete entre nosotros.
Ojala el equipo de Maradona meta caños, gambeta, pase largos y cortos, según convenga en la ocasión.
Y por sobre todo que enamore con goles.
Que en el fútbol, como en el arte de gobernar, mejor que decir es hacer. Siempre.
Jorge Giles. El Argentino. 3 de marzo de 2010.
http://www.elargentino.com/nota-80293-Mejor-que-decir-es-hacer.html
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