lunes, 15 de marzo de 2010

MERCEDES DE LA VICTORIA


La semana se inicia esperando ver a Mercedes Marcó del Pont, definitivamente al frente del Banco Central.
Así, la nave del modelo de inclusión social, podrá seguir avanzando sin contratiempos mayores.
Se alejará cualquier provocación hacia el ajuste y se desvanecerá, al menos momentáneamente, el tufillo golpista denunciado por una senadora de la propia oposición.
Es interesante cruzar domingo a domingo las editoriales del monopolio para advertir la profunda depresión y sentimiento derrotista que los embarga por estas horas.
El primer domingo de marzo parecían comerse “los niños crudos” con el oficialismo, pronosticando calamidades para el gobierno y triunfos fulminantes de la oposición parlamentaria.
Ayer, parecían sucumbir en un estado de ánimo cercano a la resignación total, capitulando hasta los víveres abandonados por las distintas tribus opositores en el campo de batalla.
No salvaron prácticamente a ninguno de los tigres de papel que comandan el rejunte opositor, enfurecidos por la frustración que les significó la derrota en el Senado y la masividad de los distintos actos de apoyo que en la última semana cosecharon Cristina y Néstor Kirchner.
Sienten muy hondo, según sus propias palabras, que la contraofensiva oficial se permitiera llenar estadios con columnas unidas y organizadas, pero lamentan aún más comprobar que en ese espacio haya un liderazgo claro, una causa común, una estrategia, un entusiasmo casi místico para afrontar cualquier batalla y además, haya un sentido de la unidad en términos históricos entre fuerzas que hace 30 años estuvieran enfrentadas antagónicamente y hoy lucen una comunión conmovedora.
El escenario de Ferro es una síntesis de lo que ha ocurrido y seguirá ocurriendo en el campo nacional, popular y progresista.
Ferro quedará como un pesebre viviente de lo que es hoy el movimiento popular en la Argentina. Todos los matices, todas las vertientes, se abrazaban tras las mismas banderas y tras una misma conducción política: Néstor Kirchner.
Los discursos allí escuchados fueron un llamado a la unidad en la diversidad kirchnerista y un estímulo para no quedarse fijos en esa fotografía; por el contrario, impulsaron la más amplia articulación con todos los sectores progresistas que priorizan los intereses de la nación y el pueblo antes que solazarse con su propia película narcisista.
Que el gobierno además, contara con el apoyo de una multitud de autoconvocados en Plaza de Mayo, seguidores del programa 6, 7,8 y confesos defensores de Cristina y de todas y cada una de las medidas revolucionarias que su gobierno viene implementando, fue quizá la gota que derramó todos los vasos de una semana de fracasos opositores.
La mayor perturbación, no obstante, fueron dos elementos que los medios opositores consideraron desconcertantes:
*Que no hubiese muestras de ánimo triunfalista en las filas oficiales.
Todo un signo de madurez de quienes saben que gobernar requiere la templanza y la responsabilidad de saber administrar cada derrota y cada triunfo sin cometer ningún tipo de exceso.
*Que nadie pueda responder el “qué hacer” en el tiempo largo con un rejunte opositor que adolece de los recursos más elementales para soportar con posibilidades de algún éxito, dos años en el llano.
El plano inclinado se ha revertido en términos de tiempo, espacio y recursos.
Mientras el gobierno vaya consolidando y profundizando el modelo de un país más justo e igualitario, se hará evidente que dos años le resultarán insuficientes para cumplir todos los objetivos. De allí que Kirchner analiza que el modelo de desarrollo, no una persona o dos, precisan diez años más para consolidarse.
Para la oposición, sin embargo, dos años serán interminables en medio de sus disputas internas, lo que hace presumir que empezarán una etapa del “sálvese quien pueda” que tan bien aplicaron a la sociedad cuando fueron gobierno.
Les toca probar su propia medicina.
Ojala lo puedan procesar de manera democrática, evitando el odio que hasta hoy exhibieron.
La república se los agradecerá.


Jorge Giles. El Agentino.15 de marzo de 2010.

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