domingo, 28 de marzo de 2010

Juana Azurduy en Plaza de Mayo

Dicen que Juana Azurduy era una sola llamarada cuando partía hacia las batallas por la independencia, peleando con el sable corvo que le regaló Belgrano.
En cambio cuando volvía, era todo ternura acunando a sus hijos, siempre a resguardo en el campamento criollo.
Les traía quesillo de cabra y un poco de miel, mientras construía con madera de esa tierra gaucha, una hermosa cuna para la patria nueva que ella ayudaba a parir.
La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner estuvo en esas tierras de Juana, en Bolivia, hace apenas dos días, el 26 de marzo.
Participó, junto al Presidente de la hermana nación, Evo Morales, de la firma de acuerdos binacionales que garantizan el suministro de gas para la Argentina.
Pero el acto mayor, el más emotivo y profundo fue cuando Cristina hizo entrega a Evo del sable de Generala de Juana Azurduy, ascendida pos mortem con los honores correspondientes por su heroica y sacrificada lucha por la independencia de América.
Esa Juana Azurduy que inmortalizó con su canto Mercedes Sosa, es un espejo donde mirarnos hoy los mortales de esta América latina.
Para hacer justicia de una vez y para siempre.
La Teniente Coronela Azurduy combatió por la libertad de nuestro pueblo en el Alto Perú y en el Norte Argentino, al lado de Manuel Belgrano, de Simón Bolívar y de Martín Miguel de Güemes.
A poco de quedar embarazada de su última hija, perdió en una de las batallas a su amado y heroico marido, Manuel Padilla.
Muy poco tiempo antes, Juana venía de internarse en el llano profundo, en resguardo de su ejército de indios y criollos del invasor colonial.
En esa soledad, sufrió la muerte de sus cuatros hijos por distintas enfermedades que se agravaron sin contar con ningún auxilio médico.
Nunca pudo reponerse del dolor, pero aún así, siguió peleando al frente de un ejército de leales, en su mayoría indios con quienes hablaba familiarmente en quechua.
Libró 33 batallas como Jefa independentista.
Nacida en Chuquisaca el 12 de julio de 1780 recibió en vida el homenaje del Libertador Simón Bolívar mientras Belgrano le entregó su sable en reconocimiento a su valentía.
A poco de parir a su quinta hija, a la que llamó Luisa, las tropas enemigas advertidas de la noticia, perciben la debilidad física de Juana y arremeten contra ella.
Juana Azurduy, con su pequeña recién nacida en brazos, da igual pelea al enemigo y cruza un río a caballo acompañada de sus leales soldados que la van protegiendo hasta la otra orilla.
Pelea como puede durante tres años al lado de Güemes en el norte, sin contar con ninguna ayuda de la Junta porteña.
Tiempo después, una Juana Azurduy abandonada a su destino busca refugio en el chaco argentino, actual territorio formoseño, hasta que puede regresar a Chuquisaca, descalza y en harapos, donde muere sin honores oficiales, enterrada en fosa común el 25 de Mayo de 1862.
Esa es la Juana que hoy preside junto a Evita y las Madres de Plaza de Mayo, el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada.
En estas historias de vida que dieron origen a la patria, está el ADN de nuestra identidad. A libre disposición para quien quiera verlo.
Es preciso hacer del Bicentenario un faro de luz que alumbre desde muy atrás, el escenario mayor de nuestra historia. No para quedarnos detenidos en el tiempo, sino para aprender de nuestros próceres a cultivar el orgullo por esta tierra de justicia y libertad que nos debemos.
Quisimos destacar el gesto de Cristina y Evo honrando a la Heroína de la Revolución Independentista, en la convicción que bolivianos, argentinos, uruguayos, paraguayos somos en definitiva una misma nación, parte indisoluble de esa Patria Grande a la que ofrendaron su vida y la de sus hijos, nuestros hombres y mujeres más queridos.
Gloria y Honor a Juana Azurduy, Heroína americana, Generala de las tempestades, madre de luz y coraje, antorcha eterna de la Patria.


Jorge Giles. El Argentino 28 de marzo de 2010

No hay comentarios: