jueves, 25 de marzo de 2010

LAS REVOLUCIONES SIEMPRE SON ALEGRES


Ayer terminó la dictadura definitivamente. Anótelo en algún lado, por favor.

Cuando en la lucha de un pueblo se impone la alegría sobre la tristeza y la historia que viene desde el pie se abraza multitudinariamente con sus gobernantes, es señal que ya no hay vuelta atrás.

Por la mañana, la memoria se paseó por la Esma.

Cristina fue “la señora Presidenta”, pero también la compañera de todos y la ciudadana emocionada en ese abrazo a las Madres, a Estela Carlotto y las Abuelas, a los Hijos y los Padres de la Plaza, honrados con el Premio “Azucena Villaflor”.

Su voz se estremeció entre esas paredes que aún llevan el dolor de los desaparecidos. Pero no hubo odios ni revanchas en el mensaje.

Sólo la firme decisión de acompañar la búsqueda de verdad y justicia, hasta las últimas consecuencias.

Por la tarde, la memoria caminó por la Plaza de Mayo y sus alrededores.

Y allí, como nunca antes, acomodó las piezas desacomodadas de la historia popular poniéndolas en su justo lugar.

Algunos de los “infantilistas de izquierda” que embistieron contra la ceremonia de ayer, no estuvieron presentes cuando la patria caía ante el fuego genocida.

Si hubiesen tenido entonces un gramo de la prepotencia que ayer exhibieron, quizá el terrorismo de estado no hubiese golpeado tanto.

Es una pena tanta energía gastada en vano, o peor, usada para los motores golpistas de la derecha.

Decíamos que la historia puso las cosas en su lugar.

La dictadura apuntó contra todos quienes luchaban por un país de justicia, de trabajo, de soberanía. Contra el movimiento nacional y popular en primer lugar.

No es casual que la mayoría de los desaparecidos, asesinados y prisioneros, fueran trabajadores y peronistas. Es un dato estadístico, no una opción ideológica.

Fue fatalmente así.

Las cárceles estaban pobladas de militantes peronistas con segmentos de otras franjas de la izquierda argentina.

Sin embargo, llegada la democracia, las marchas en defensa de los derechos humanos fueron coptadas partidariamente por quienes no sufrieron la picana o el fusil de los dictadores.

Parecía que el peronismo y las corrientes nacionales y populares se ausentaran de esas movilizaciones.

En verdad, estaban lamiendo sus heridas por los rincones, rearmando sus vidas como podían, militando en el barrio o el sindicato.

Ese pleito con la historia empezó a revertirse paulatinamente con la asunción de Néstor Kirchner.

Y volvieron a la Plaza y a las marchas, como siempre.

Pues bien, ayer fue la reafirmación de ese rumbo político que lleva ya un puñado de años.

La muchachada nacional y popular, los sobrevivientes, los que siguen de pie, sus hijos y sus nietos, sus madres, sus novias y sus esposas, volvieron a la Plaza como nunca antes en esta democracia.

Ya no se irán de allí. Esta vez ya no.

Y será la alegría la que finalmente se imponga.

No es ésta una lucha de ahora. Se consumió una generación entera en el camino.

En el libro “Allí va la vida” que relata la Masacre de Margarita Belén, leemos en la página 50:
“En medio del horror los presos de la dictadura sabíamos reír. Incluso los sábados por la noche, a escondidas de los guardias que permanecían en su jaula, adelante, nosotros nos mandábamos una flor de peña popular en los fondos del pabellón. El programa era variado: había canciones, poemas, teatro, juegos, mímicas.

Era como jugar a la rayuela sobre la panza del monstruo.

A veces el monstruo se avivaba y ordenaba el pase al calabozo de castigo. Otras, dormitaba confiado en tanto poder, tanto garrote, tanto fusil y nosotros aprovechábamos para salir a jugar”

Allí está la génesis de la alegría que cubrió ayer la Plaza de la mano de las Madres y los artistas populares.

Fue una peña a cielo abierto. Sin verdugos ni guardianes.

Hebe acunó la noche llamando a envolver en un abrazo a la Presidenta de los argentinos.

Un último dato: los jóvenes fueron mayoría en la Plaza. Esa es la mejor prueba de vida.

La alegría volvió. Celebremos, terminó la dictadura.



Jorge Giles. El Argentino. 25 de marzo de 2010
http://www.elargentino.com/nota-83400-Las-revoluciones-siempre-son-alegres.html

1 comentario:

registromundo dijo...

Y se termina también "el no te metas" y se recupera la alegria por los proyectos.
Y creo también que de alguna manera la tecnología, abre puertas, mientras otras todavia aparecen cerradas o entreabiertas...

Los ciudadanos tienen sus blogs, y hacen uso de las herramientas que provee internet , y toman estos espacios para expresarse libremente y tambien para juntarse, movilizarse y sumar sus voces a la realidad.

Es decir, hay un movimiento por la vida; por los proyectos, por la identidad, por la memoria, por la inclusión, por el compromiso, por la libertad de expresión que se les escapa... y crece y va...

saludos
Gal