La
construcción del Polo Audiovisual y Cinematográfico anunciado por la
Presidenta, es un homenaje a la Cultura.
Dicho así, con
mayúscula y sin aditamentos.
Participarán
todos los que quieran.
Nacionales
y populares, opositores eternos y ocasionales y porqué no, trogloditas de baja
estofa.
Como esos
que llenaron las redes sociales con sus comentarios burlones, carne de Clarín y
La Nación en su versión punto com., prefiriendo sentirse actores de reparto de
“El planeta de los simios”, antes que protagonistas de “Un lugar en el mundo” o
“El secreto de sus ojos”.
Ojala
entiendan que el odio y la crispación que portan, les marchita y embrutece el
alma.
Y es una
pena ver gente así.
El anuncio
presidencial favorece el empleo, la producción, las exportaciones, el arte, los
artistas y los mil oficios que los rodean y sostienen.
Somos el
cuarto país productor y exportador de contenidos audiovisuales y formatos televisivos
después de Inglaterra, Estados Unidos y Holanda; contamos con una matricula de
estudiantes de cine de 14 mil jóvenes; con 50.000 puestos de trabajo
anuales; con un promedio de 60 largometrajes de ficción, más 40 documentales y
un número ilimitado de cortometrajes;
nos destacamos por la multiplicidad y variedad de servicios de producción, de
publicidad y ficciones para TV; exportamos desde el 2009, aproximadamente, unas
40 mil horas de programación de TV anuales a 80 países de América Latina, de
Europa, China, Corea, Medio Oriente y los Estados Unidos.
Esto también somos los argentinos.
Somos lo que hacemos y lo que soñamos.
Pero quizá este anuncio nos brinde otras pistas para
entender mejor el país que hoy somos.
Los argentinos tendremos de aquí en más, un domicilio
particular y colectivo en la Isla Demarchi, para soñar y expresarnos audiovisualmente
en nuestras propias lenguas, mostrando lo que somos como pueblo, compartiendo
nuestra historia, sus fiestas y sus luchas, su identidad nacional y su
diversidad cultural.
Hay una Ley de Medios, hay un Polo de producción y hay un
Estado presente para las mayorías y las minorías.
Esa es una pista.
La otra es la decisión de poner a la producción artística en
el podio de la industria, con sus
beneficios y su protección necesaria.
Que el maquillaje estético quede sólo para la actuación, en
un país industrializado que sigue creciendo en medio de la tempestad mundial.
La tercera pista es la creatividad. Indispensable para este
siglo.
La cuarta pista es el público argentino.
Un pueblo protagonista de este cambio histórico, sólo es
espectador cuando está en una sala de cine o de teatro.
Y eso también es parte sustancial de este largometraje donde
participamos todos.
El Argentino, jueves
14 de agosto de 2012
1 comentario:
lo de los lectores de La Nacion ,Perfil viene a ser algo asi mas que El Planeta de los Simios como dice Ud, sino cualquier pelicula donde prime el Odio
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