Regresó
Evita en millones de puestos de trabajo y otras conquistas sociales.
Regresó la
política y el Estado. Regresó la juventud.
Tenía que
suceder entonces: regresó el Movimiento.
Una
categoría distinta y superadora de los clásicos partidos políticos que
nacieron, crecieron y se agotaron en el siglo XX.
Esta es una
señal de cambio paradigmático no siempre consignada en los análisis de
coyuntura. Será, probablemente, porque la raíz y la dinámica de los movimientos
populares, si bien impactan sobre lo inmediato, interpelan y convocan a cambiar
la historia.
Por eso el
acto de José C. Paz en memoria de Evita, este 26 de Julio, tuvo la pasión, la
militancia, las contradicciones, el orden y el desorden de las multitudes, los
empujones, los olores y sabores que sólo genera el Movimiento. Nadie más.
Esta vez, es
un pueblo en movimiento tras un proyecto de país conducido por Cristina
Fernández de Kirchner.
Vale
escudriñar las razones profundas de este nuevo liderazgo político en la
sociedad. Al no existir un paralelo en otro costado de la política, no podemos
cotejar representatividades, al menos en
el tiempo que llevamos de democracia.
Queremos bucear
en esas razones hasta encontrar el lugar desde donde se construye esta
legitimidad del siglo XXI, tan novedosa como histórica.
Se hace
evidente que Néstor y Cristina construyeron una nueva síntesis con raíz
peronista que supo unir lo mejor de su frustrada Renovación, lo mejor de la democracia
argentina y latinoamericana y lo mejor que tenemos, que es el pueblo.
La
resultante es la reconstrucción del Movimiento, en su única misión histórica
posible que es la transgresión, la rebeldía, la reparación y la construcción de
derechos sociales. Barajar y dar de nuevo, bajar “próceres” anquilosados y
odiosos y subir a los hacedores de nuestra historia, enfrentarse con los
poderes económicos locales e internacionales, es su sello distintivo.
Es
Movimiento en tanto se nutre de las mejores tradiciones políticas y culturales;
aunque se parezca poco a los elementos que lo integran.
Incorpora
la renovación política y generacional, pero no es la esterilizada Renovación
peronista de inicios de la democracia.
Incorpora
la cultura movimientista, en tanto es expresión de multitudes que protagonizan
la política, que la hacen suya, que la resignifican; pero no es el viejo movimiento en su fase
achacosa, caótica y anarquizada.
Incorpora a
la Revolución de Mayo en tanto Revolución liberal democrática.
A las
banderas de Artigas, en tanto fuente del Federalismo.
A Juan
Manuel de Rosas y a los Caudillos del interior, en tanto combatientes de la
soberanía y el desarrollo nacional autónomo.
A Yrigoyen y
Perón en el camino ascendente a la inclusión y la justicia social.
Y al mismo
tiempo incorpora, las luchas de los obreros anarquistas y la Resistencia
peronista.
Es
Movimiento, no porque sea el lado B de un viejo disco rayado, sino porque se
corresponde con este nuevo siglo.
Tiene
proyecto. Tiene conducción política. Tiene mística. Tiene pueblo. Tiene
juventud. Tiene raíces culturales hundidas en lo mejor de la historia de la
patria.
Y tiene el
gobierno y sabe cómo se gestiona.
No entender
este nuevo emergente de la realidad, transforma a los opositores en fantasmas
errantes incapaces de comprender y asir las cosas y los sucesos.
Pero las
cosas están y los hechos suceden. Dicho a la vieja usanza: la única verdad es
la realidad.
El
“posibilismo” fue la ideología predominante en la pos dictadura. Fue la
conducta de la derrota.
Los
opositores atrasan pues optaron por ser “posibilistas” de Clarín, un remanente
de la dictadura, antes que integrarse a esta nueva democracia.
El
Movimiento, en cambio, nunca es posibilista. Será revolucionario o no será.
Desde el
2003 ha recompuesto lo que parecía etéreo: el campo nacional y popular.
De allí que
la unidad, la solidaridad y la organización a que convoca Cristina, se
corresponde con esta fase movimientista.
Por eso
mismo es una consigna de poder y una respuesta adecuada a la crisis política
provocada por la banda neoliberal que azota al viejo mundo.
A mayor
desestructuración económica y social lanzada por el poder económico mediático
mundial, el Movimiento plantea mayor estructuración en lo económico, en lo
social y en lo político.
Venimos hablando
del Kirchnerismo, claro está.
Y aquí nos
acercamos al hueso del asunto: la cuestión del poder.
Hay tensión
en las alturas, en algunos políticos y en los grandes medios, como apuntó
Cristina, porque el hecho maldito del Kirchnerismo es disputar el poder para
construir una nueva democracia, en un nuevo país, más justo e inclusivo,
integrado a la región y no al FMI ni a los centros de poder financiero.
Desde una
mirada panorámica, el desarrollo y el crecimiento sirven para eso.
O la hegemonía
la seguían teniendo los grupos concentrados o la tiene el pueblo y sus
representantes.
Esa disputa
por el poder en democracia, es la que explica la revalorización de nuestra
propia historia y en consecuencia, explica el bombardeo feroz contra la esperanza
colectiva ejecutada por el Grupo Clarín y La Nación de Mitre en sus últimas
batallas defensivas.
La
participación de la juventud, acompañando las medidas transformadoras del
Gobierno y el claro liderazgo de Cristina, así como su contracara reaccionaria,
la demonización de La Cámpora, demuestra que ya todos saben el juego que se
juega.
La
corporación juega al desgaste y a la destitución, pero ya no juega a su antojo
en la cabina de mando. De allí fueron desplazados cuando la política recuperó
su domicilio real: la Casa Rosada.
La
democracia puso proa definitiva hacia y con el Mercosur.
Así, la
incorporación plena de Venezuela es un salto a la luna en el espacio de la integración
regional, porque la Patria Grande pasó de firmar “memorándum de entendimientos”
a la unidad continental autoabastecida.
La energía
compartida, en términos petroleros y gasíferos, es el nuevo abrazo entre San
Martín y Bolívar.
Como se verá,
Evita está presente y el Movimiento también.
Miradas al Sur, domingo 29 de julio de 2012
1 comentario:
Publiqué su artículo, espero que no le moleste.
http://adriancorbella.blogspot.com.ar/2012/07/evita-y-el-regreso-del-movimiento-por.html
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