Si la crispación opositora de Clarín y sus voceros políticos
legislativos siguen negando la realidad, terminarán por querer suprimir no sólo
la Cadena nacional.
Querrán suprimir la cadena de mando. La cadena de oración. La
cadena de valor. La cadena reproductiva. La cadena informativa. Las cadenas de
la Vuelta de Obligado.
Y ojo. Cuando usted se acerque a pispiar la tapa de los
diarios en el puesto del canillita del barrio, tenga mucho cuidado con la tapa
de Clarín y La Nación, porque a esa oposición se le soltó la cadena, muerden y
están rabiosos.
La Presidenta lo dijo con todas las letras, ayer, en Haedo:
son la cadena del miedo y del desánimo.
Es criminal lo que esos medios vienen haciendo.
Los dirigentes honestos que vayan a sus programas, se lo
deberían decir ante cámaras, así, de frente. Mirándolos a los ojos.
Concediéndoles la rebaja de condena a los que son lenguaraces y escribas por
una cuestión de billetes. Pero sin concederles ese modito bonachón y jovial con
que a veces los tratan los políticos que, por un minuto de fama, concurren a TN
o programas similares en otros canales.
El mundo está en peligro. Y cuando la puerta al mundo se
angosta por una tragedia exterior como la que ocurre, si no hay un ordenamiento
civilizado para traspasarla entre todos, si no hay una voz de aliento de que
todo saldrá bien finalmente y por el contrario, se disparan gritos y aullidos
de que “todo está mal y saldrá peor”, que “no hay salida”, que “nos
caemos”, permítannos decir simple y
categóricamente, que es una actitud criminal que sólo nos lleva a la “Puerta 12”.
El macrismo y otros opositores, proyectan suprimir la Cadena
nacional para la Presidenta.
¿Justo ahora que el pueblo más precisa de su Jefa de Estado anunciando
la inauguración de obras públicas, abriendo fábricas, informando de inversiones
nacionales e internacionales y llevando así una voz de aliento por todo lo que
falta?
Dan vergüenza ajena los opositores.
Néstor Kirchner y Cristina utilizaron la Cadena nacional, siempre,
para anunciar buenas nuevas para la Argentina.
Jamás la usaron para informar sobre “rebajas de sueldo y
jubilaciones”, el “corralito y el corralón”, “el estado de sitio”, el
“endeudamiento externo con el FMI”.
Ayer Cristina anunció la apertura de nuevas plantas
industriales en el mismo instante que Europa se caía al precipicio del ajuste,
la miseria y la desolación.
Esa es la realidad, aunque no haya Cadena.
En verdad, no les molesta la Cadena, sino que sea la política
y la representación del pueblo, en la voz de Cristina, quienes hoy escriban la
Agenda de la democracia.
Calma.
Después del 7 de diciembre las últimas cadenas se terminarán
de romper.
El Argentino, martes 24
de julio de 2012
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