El papá de
Horacio era así de grande. Como él es ahora.
En cualquier
dimensión con que lo midieras, era un grande.
“A la noche
te veo” me dijo al despedirme esa tarde de abril.
Veníamos de
reírnos de nosotros mismos en las orillas de un río.
A las
corridas, con varias noches de insomnio, rumiando derrotas que atropellaban de
prepo contra nuestro pueblo.
Un niño
juega en la vereda mientras nos despedimos y ríe.
Quizá verlo
allí, tan solo y desamparado, pensé años después, nos salvó del último naufragio,
el de la desesperanza.
Mientras los
genocidas escuchaban ayer las condenas por el robo de niños durante la
dictadura, 30 y pico de años después de aquella tarde, veo al Horacio hijo y me
acuerdo del Horacio padre.
En la
hondura del proyecto político que gobierna la Argentina están la recuperación
del ahorro de los trabajadores, de YPF, el desendeudamiento del FMI, la
Asignación Universal, la unidad de América Latina y la vuelta de Malvinas a la
agenda nacional.
Pocos de
estos eslabones tienen la textura de la lucha por la verdad y la justicia de
las Madres y las Abuelas.
Es otra
cosa distinta.
Es
descubrirnos a nosotros mismos en el espejo colectivo de la verdadera historia.
Es plantar
raíces en la tierra y en el cielo.
Es juzgar
sin venganzas.
Es amar a
pleno.
Es traerlo
a Néstor Kirchner como aquella tarde en la ESMA para que vuelva a decir lo que nos
dijo cuando Juancito Cabandié lo miraba conmovido como si viera a su padre al
lado suyo.
“Cuando
recién veía las manos, cuando cantaban el himno, veía los brazos de mis
compañeros, de la generación que creyó y que sigue creyendo en los que quedamos
que este país se puede cambiar” arrancó Kirchner ese día y siguió: “Fueron
muchas ilusiones, sueños, creímos en serio que se podía construir una Patria
diferente y también cuando escuchaba a H.I.J.O.S. recién vimos la claudicación
a la vuelta de la esquina. Es difícil, porque muchos especulan, porque muchos
están agazapados y muchos esperan que todo fracase para que vuelva la oscuridad
sobre la Argentina y está en ustedes que nunca más la oscuridad y el
oscurantismo vuelvan a reinar en la Patria…Hablemos claro: no es rencor ni odio
lo que nos guía y me guía, es justicia y lucha contra la impunidad. A los que
hicieron este hecho tenebroso y macabro de tantos campos de concentración, como
fue la ESMA, tienen un solo nombre: son asesinos repudiados por el pueblo
argentino”.
En un
momento sentí que Chacho Pietragalla, los padres de Juan, la mamá de Francisco
Madariaga, Oscar Smith y los treinta mil andaban entre los pibes que, con sus
nuevas banderas, cantaban frente a Tribunales.
Y sentí que
el niño aquel sonreía en mi memoria.
El Argentino, viernes 6 de julio de 2012
1 comentario:
Hermoso compañero!
Me hiciste emocionar,
llenar de una alegría y tristeza
y finalmente de una esperanza y alivio por lo que se está logrando.
Tenés a la lapicera de mejor amiga sin dudas Jorge,
Seguiré leyendolo cada día.
Saludos.
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