Un día como
ayer, hace 196 años, el Congreso de Tucumán aprobó el Acta de las Provincias
Unidas en Sudamérica declarando la Independencia.
El día
después fue un día de festejos populares.
El 10 de
julio de 1816 hubo baile en el pueblo; en sus calles y en su plaza, criollos, indios,
morenos y españoles acriollados, danzaban y cantaban celebrando la Independencia
de la Patria.
Fue la mayor
victoria política de José de San Martín.
Aunque Bartolomé
Mitre lo haya negado cuando escribió la historia oficial de los argentinos y
aunque el colonialismo cultural del mitrismo conservador lo siga haciendo.
Ayer, dos
siglos después, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner reiteró desde
Tucumán su llamado a la unidad y a la organización para construir la
solidaridad, la igualdad y la inclusión plena de todos los argentinos.
Unidad,
Solidaridad y Organización, creemos, contiene y completa la frase sanmartiniana
de nuestro título de hoy.
Repasar los
datos de la realidad que vivimos desde el 2003 en la Argentina, cotejarlos con el pasado y contrastarlos con las voces de
alarma que llegan desde el viejo mundo, nos lleva a una conclusión inexorable:
La Patria está librando su Segunda y definitiva Independencia.
Ni aquella
del siglo XIX ni esta del siglo XXI se explican por fuera de la voluntad de los
pueblos y de sus líderes.
San Martín
le escribía así a su amigo, portavoz y diputado por Mendoza, Tomás Godoy Cruz
el 12 de abril de 1816:
“¿Hasta
cuándo esperaremos declarar nuestra Independencia? No le parece a Usted una
cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional y por
último hacer la guerra al soberano de quién en el día se cree dependemos. ¿Qué
nos falta más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender
cuando estamos a pupilo? Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de
insurgentes, pues nos declaramos vasallos...
Ánimo, que
para los hombres de coraje se han hecho las empresas. Veamos claro, mi amigo;
si no se hace, el congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo éste
la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir,
a Fernandito”
Nada nos
vino del cielo.
Este pueblo
libró, solito su alma, todas las batallas por su libertad.
A veces fue
victorioso, a veces derrotado.
Sólo en
este contexto histórico es posible entender las emboscadas que tienden los
enemigos de la patria. Los de ayer y los de hoy.
Así como
aprender del coraje de nuestros padres fundadores.
San Martín
tenía entonces 38 años, Macacha 29 y su hermano Martín de Guemes 31, Dorrego
29, Monteagudo 27 y Godoy Cruz 25.
Como dijo
Cristina, los jóvenes siempre están cuando la patria los llama.
El Argentino, lunes 10 de julio de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario