Esto dijo Guillermo Moreno y lo aplaudieron de pie:
“Si a la gente el salario le alcanza sólo para comprar
comida, está tranquila y triste. Eso fue Menem. Si a la gente no le alcanza,
hace lo que tiene que hacer. Eso fue la Alianza. Si a la gente le sobra un
mango para ir al cine, cambiar los zapatos e irse de vacaciones, está feliz.
Ese es nuestro gobierno”.
Pedagogía pura.
Y ayer fue un día más que feliz en la Argentina.
El Día del Padre desató la alegría familiar, el consumo
interno y la compra de regalos a granel.
Si el PBI creció 5,2% en el primer trimestre del año y según
la encuesta anual “Planeta Feliz” de los EE.UU. nos ubicamos en el país número
17 mientras España y otros países europeos se ubican alrededor del puesto 70, eso
verifica nuestro título de hoy. ¿O no?
Si el registro de la ANSES bate todos los récords en la
inscripción federal para obtener los Créditos PROCREAR con 300 mil personas ya
anotadas y el Secretario de Seguridad, Sergio Berni, dio a conocer una
estadística regional que ubica a Buenos Aires como la ciudad con más bajo
índice de criminalidad junto a Santiago de Chile, es para ponernos,
prudentemente felices. ¿O no?
Falta mucho. Pero por algo se empieza.
Además, con la cantinela de “la inseguridad” y “la
inflación” que tanto desvela a la derecha, los datos nos evitan recurrir sólo a
las sensaciones.
La semana que dejamos atrás fue la del anuncio de las 400
mil viviendas, la de la Presidenta en Naciones Unidas defendiendo Malvinas y las
acciones de YPF trepando hasta las nubes después de la inyección de optimismo y
capital del nuevo socio mexicano, Carlos Slim.
El kirchnerismo es previsible: siempre sale hacia delante.
Ahora llega el turno de batallar la línea del porvenir en el
poderoso G-20. Y allí también estará Cristina representándonos. Estará con
Putin, con Dilma, con el presidente francés, con el primer ministro chino, con
los principales líderes mundiales.
Maldito aislamiento ¿dónde estás?
El mundo se debate entre la tristeza de un ajuste inhumano y
la alegría esperanzada del desarrollo inclusivo. Casi como entre la vida y la
muerte.
Entre la democracia de los pueblos y la dictadura de los
mercados.
Salud al pueblo griego que alumbra como puede una democracia
justa.
Habrá que ponerse cinturón de seguridad ante los cambios veloces
que se vienen.
Pero tranqui. Argentina y la mayoría de los países hermanos
de América Latina encontraron su rumbo cuando el siglo amanecía.
Más trabajo, más consumo, más soberanía, más patria en
definitiva.
Es una pena que no todos lo entiendan así.
Terminan sirviendo de jeringa al veneno que dispara Clarín.
Allá ellos con sus odios.
No podrán contra un país feliz.
El Argentino, lunes 18
de junio de 2012
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