miércoles, 10 de junio de 2009
UN FRÍO POR LA ESPALDA
Ojalá que el neoliberalismo y el narcotráfico fuesen piezas de una pesadilla de otro mundo, lejos de nosotros.
Ojala nada de lo que fue publicado en estos últimos días contra Francisco De Narváez fuese cierto. Se descartaría un sospechoso y se reafirmaría una persona de honor.
Ojala que se llegue al día de la elección sin otro sobresalto que la confrontación democrática entre dos modelos de país en disputa. El Gobierno nacional debatiendo a través de su gestión diaria y la oposición exhibiendo algún proyecto alternativo.
Ojala fuese todo así.
¿Pero si resulta cierto lo que se dice públicamente sobre la causa de la efedrina?
¿Y si los narcotraficantes y los neoliberales hacen pie en nuestras orillas desde el mismísimo Parlamento de la república?
¿Y si se desandan, por consiguiente, todos los caminos que hasta aquí construimos en la defensa de los derechos humanos, del trabajo, de las jubilaciones, de la producción, de la unidad latinoamericana?
Un frío por la espalda serpentea con sus miedos y amenazas, pensando estos asuntos.
Una derrota electoral no provoca miedo en sí mismo. ¿Por qué debería hacerlo? Es parte del juego de la democracia. Se gana o se pierde. Pero si así fuese, es preferible sentir un frío por la espalda por una probable derrota en elecciones, antes que sentirlo por la acusación de mantener vínculos con el narcotráfico.
Si invirtiéramos los términos de algunos análisis que se pusieron de moda en estos días, y por un momento imagináramos que la justicia descubre un ilícito, que toma nota de una denuncia gravísima que afecta a un candidato importante, a un millonario poderoso, y argumentando la inminencia de las elecciones legislativas, abandona las actuaciones judiciales, no hace nada, libera a su suerte a las personas que brindaron su testimonio ¿qué dirían esos medios y esos políticos que hoy condenan la actuación de un juez? ¿Qué es correcta la actitud adoptada? ¿Qué cuando se está en campaña, algunas personas son bendecidas con el óleo sagrado de la impunidad por el sólo hecho de ser candidatos?
Un frío por la espalda serpentea temiendo que alguna vez fuese, nuevamente, así.
Por que fue así en los años que reinó el menemismo.
En el acto de la oposición de la derecha macrista, realizado ayer en la ciudad de Pergamino, se pudo apreciar el retrato del viejo país representado por sus más conspicuos representantes. Allí se abrazaron juntos e intercambiaron impúdicos elogios, Alfredo De Angeli, Luciano Miguens, Felipe Solá y Francisco De Narváez.
A medida que se acerca la fecha definitoria, la oposición se muestra con sus mejores pilchas. Sin maquillajes. Al desnudo y al trasluz.
Cometen la obscenidad de celebrar la “grandeza” de los patrones rurales que lideraron el mayor conflicto del egoísmo antisocial que hayamos sufrido en democracia.
Son capaces de exagerar hasta en los trazos gruesos.
Desafían a Kirchner a presentarse a un debate televisivo, cuando ellos no son capaces de presentarse a una citación judicial.
Un frío por la espalda, en verdad, es el que muchos argentinos sienten ante la mínima posibilidad de un retroceso en los derechos sociales recuperados. Allí están las pruebas. Ayer mismo fue publicado un informe privado dando cuenta de la auspiciosa suba en la demanda laboral. El rubro Profesionales y mandos medios de producción e ingeniería, ocupa el primer lugar entre los más buscados por las empresas con el 25 %
No todo da igual en la vida. La vigilia de la conciencia nacional, popular, profundamente humana, ha comenzado. Es en nombre de ella que cada ciudadano deberá dar cuentas en las urnas el próximo 28 de junio. No se trata esta vez de partidismos ni banderías sectoriales de ocasión.
En algún lugar de la memoria está escrito todo lo que perdimos y sufrimos.
Hemos muertos una y mil veces por las políticas de ajustes tras ajustes contra los más débiles. Y hemos vuelto a levantarnos como sociedad.
La rebeldía de la conciencia no permitirá que esta vez erremos el camino. Aunque el sendero sea empinado, desprolijo, incorrecto, imperfecto. Lo importante será saber con quién caminamos y hacia donde lo hacemos.
Los pueblos son sabios a la hora de corregir y profundizar todo lo que sea necesario.
Y esta vez también lo será.
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