martes, 23 de junio de 2009

CON LAS BANDERAS DE LA REBELDÍA BIEN EN ALTO


El Luna Park se pareció anoche a los sábados aquellos con Nicolino Locche.
Metido entre los pibes de la Juventud que fueron a apoyar a los candidatos del Frente para la Victoria, escuchamos a uno de ellos que hasta se imaginaba verlo al extinto campeón del mundo, recordando algún relato de su padre.
Las banderas de la rebeldía flameaban en lo alto.
Los candidatos y sus militantes, se parecen cada vez más a sus votantes.
Se abrazan con la gente humilde en las calles de San Miguel o Mataderos, como lo hacen Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Carlos Heller; o van al combate electoral en pomposas ruedas de prensa en plena city porteña, como lo hacen Gabriela Michetti, Elisa Carrió y Francisco De Narváez.
Los funcionales “por izquierda” muerden los talones del Gobierno popular de Cristina, tratando de socavar por ese flanco para tributar dócilmente a sus mandantes de la derecha. Allí están Solanas y todos quienes les tienden un manto de comprensión, quizás para lavar sus propias culpas.
Que esta vez el cuarto oscuro no sea una ruleta rusa para los argentinos. No hay derecho a semejante riesgo cuando debemos cuidar, entre todos, el empleo, la producción, el consumo, la cultura, los derechos humanos. No hay derecho a tirar por la borda los logros alcanzados.
Sancionemos con nuestro voto a los culpables de nuestros dolores colectivos. Seamos duros con quienes traicionaron el voto, desde Menem hasta De la Rúa.
Pero alcemos todas las banderas de la dignidad cuando se trata de defender a quienes son leales.
Hay que armarse de memoria ahora que algunos candidatos millonarios nos hablan desde la nada, desde el vacío, desde el olvido, desde la falsedad de un cambio que en verdad es una marcha atrás en este camino recorrido.
Vamos hacia la elección definitiva de un nuevo pueblo, de una nueva sociedad.
El próximo domingo, un pueblo se elegirá a sí mismo, eligiendo su propio destino. Y esta situación ocurre muy pocas veces en la historia.
En años anteriores votar a un candidato u otro no cambiaba mucho la realidad concreta de los ciudadanos. ¿Se acuerda como era?
Las diferencias estaban más en los envases que en el contenido de cada propuesta. Eran los tiempos donde la convertibilidad no se tocaba, el hambre y la desocupación tampoco, y las diferencias terminaban siendo de estilos, de conductas personales, de trayectorias. Pero el modelo de Cavallo no se tocaba en su esencia.
Eran muy pocos los que hacían oír sus voces, sustantivamente diferentes en el desierto del neoliberalismo dominante.
Hoy todos admiten que se enfrentan dos modelos opuestos. No es un enfrentamiento entre dos clases de sonrisas, dos estéticas, dos discursos más o menos iguales. Son dos modelos de país los que se enfrentan.
Esta vez no hay derecho a equivocarse.
Entre la vida y la muerte, no hay tercera posición, elegimos la vida. Entre la paz y la violencia, la paz. Entre estar desocupado y con empleo, elegimos trabajar.
¿Usted se imagina votando contra su empleo, contra la posibilidad de estudiar para usted o para sus hijos, contra la movilidad jubilatoria y la dignidad de nuestros abuelos, contra nuestros ahorros, contra nuestra línea de bandera, contra la posibilidad cierta de tener agua potable y cloacas en todo el país, contra nuestros maestros, contra América Latina?
Si su respuesta es “no”, entonces sabe a quién va a votar y a quien no.
Pero si aún duda, si la propaganda del neoliberalismo tardío perforó las paredes de su casa hasta meterse de lleno en su almohada, nos permitimos sugerirle, con todo respeto, que tome de las solapas a los injustos de ayer, de hoy y de siempre, y les diga que esta vez no podrán pasar sobre su conciencia, sobre su salario, sobre sus padres y sus hijos, sobre su memoria, sobre sus banderas.
Y si aún este gobierno y los candidatos que lo representan, le hacen ruido a su estilo y sus modales, acuérdese de aquellos que bailaban en cámara con las odaliscas, que se mostraban simpaticudos y alegres y no peleaban contra nadie. Esos tipos le metieron entre sonrisa y sonrisa la mano en el bolsillo a usted y a los jubilados, lo dejaron en la calle, le remataron el país, le robaron los sueños.
Si compartimos estos sentimientos, prepare la bandera por que la patria y el espíritu de Nicolino, este domingo que viene volverán a amanecer entre nosotros.

(Jorge Giles. El Argentino. 23.06.09)

1 comentario:

Beatriz López dijo...

Así como 2003 fue un año fundante para Argentina, el domingo será el día donde poniendo blanco sobre negro, deberemos interrogar a nuestro pueblo sobre cómo continuar. Y NOSOTROS, quienes nos sabemos sobrevivientes, testimonio vivo de las luchas de nuestro pueblo; junto con NOSOTROS, quienes nos hemos debido parir a nosotros mismos para poder continuar, más NOSOTROS, quienes asomamos al compromiso en épocas en que no había nadie alrededor y por eso somos como los chicos de la calle de la militancia; y también NOSOTROS, los hijos de la democracia boba que sabiendo que hay dolores, libertades faltan; TODOS JUNTOS, generaciones nuevamente entrelazadas, deberemos interrogarnos sobre cómo construir las herramientas políticas que sostengan al proyecto popular, para felicidad de nuestro pueblo