La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la decisión de convocar anticipadamente las elecciones nacionales para el 28 de junio próximo.
Si en el Congreso de la Nación, todo transcurre como se prevé, en apenas quince domingos, los argentinos iremos a las urnas para robustecer la democracia, llenándola de votos y de legitimidad popular.
Dicen que Cristina, antes de terminar de decidir, reflexionó largamente y en voz alta ante sus interlocutores: “Todos coincidimos en afirmar que el 2009 será el año más difícil de los últimos cien como consecuencia de la crisis provocada por el neoliberalismo y por eso ajustamos todas las defensas para que ningún trabajador pierda su empleo y mantengamos a resguardo el consumo interno; pero la política, ¿qué hace la política? ¿Mira para otro lado? ¿Se cruza de brazos? ¿Piensa todo el tiempo en fatigar al pueblo con una campaña electoral de acá hasta fin de año como si nada pasara?”
Cuando se gobierna, la hora de las decisiones trascendentes define al gobernante. O elije el rumbo escuchando al pueblo o se conforma por esperar en soledad que los acontecimientos se desarrollen como si fueran fenómenos naturales, indomables e impredecibles.
Un anuncio de semejante porte, también desnuda a los opositores de distinto plumaje. Una mayoría de ellos, puso el grito en el cielo, haciendo coincidir a un variopinto opositor más parecido a la vieja “unión democrática” que a una dirigencia que se supone comprometida con la defensa de la democracia, con la suerte de los más humildes y con el voto popular. Algunos parecían fantasmas desfilando hacia un precipicio; ¿será el tan temido vértigo electoral?
Entre lo que pronosticaban hasta ayer nomás, el fin de este proyecto político que gobierna el país desde el 25 de Mayo de 2003 hasta nuestros días, que hacían elucubraciones y se solazaban pensando en una próxima etapa a la que llamaban “pos kirchnerismo”, convengamos que hay una desproporción manifiesta con esta actitud de espantarse porque la Presidenta convoca a votar. No está firmando el “estado de sitio” ante una circunstancia mundial aciaga y tenebrosa que amenaza al mundo entero. Está diciendo que hay que reforzar los cimientos y las murallas de un modelo de desarrollo con inclusión social, para que ningún viento huracanado se lleve puesto lo que la sociedad construyó y reconstruyó después de nuestra propia crisis en el 2001. Y para ello precisa asegurar dos cuestiones básicas: evitar la dispersión de energías durante todo un año excluyentemente electoral y posibilitar que en el segundo semestre, reine el imprescindible sosiego social que permita enfrentar la crisis mundial, con los argentinos unidos y solidarios, más allá de banderías partidarias. ¿Es tan difícil entenderlo? ¿O será que así como el ladrón cree que son todos de la misma condición, el politiquero cree que todos son iguales, que nadie piensa en el país y en cuidar las espaldas de este pueblo al que se quiere tanto?
Terminan siendo el eco vano del patrón rural que ordenó “aprendan a votar”, como decían los conservadores del fraude patriótico. El pueblo está preparado para defender la Patria, siempre. ¿Pero no para votar? Algunos de los opositores que se auto recomiendan como alternativa gobernante, dijeron que no les alcanza con tres meses para armar una lista y competir en las urnas. Caramba, caramba. Si usted pensaba que eran una opción posible, piénselo de nuevo. ¿Se imagina a estos opositores gobernando en medio de una crisis cualquiera? Si son tres, reaccionarán de tres maneras distintas, como Solá, De Narváez y Macri. Y si son de la Alianza radical de Carrió, mejor encomiéndese a su santo porque lo dejarán de a pie hasta resolver un expediente.
Vote como vote, es bueno que no se desdoblen las elecciones para evitar la sangría de esfuerzo económico que significa semejante despropósito en esta situación. Y es bueno que no utilicemos todo el año para hacer campaña electoral. Y es más bueno que salgamos a decir lo que se piensa sobre este Gobierno utilizando para ello legítimamente el voto popular.
¿Será Néstor Kirchner el que presida la lista de los que creen necesario defender lo construido y construir lo que aún falta? Ya lo veremos.
Cuando se convoca a votar, el alma de la democracia suspira y vuela sobre las casas, las escuelas, las fábricas, los barrios más humildes, anunciando la buena nueva de que otra vez, algo de dios habita entre nosotros. Y es la voz del pueblo, ni más ni menos.
No hay nada que temer. El pueblo sabe votar, mucho mejor que los que se sienten lejos de él.
Si en el Congreso de la Nación, todo transcurre como se prevé, en apenas quince domingos, los argentinos iremos a las urnas para robustecer la democracia, llenándola de votos y de legitimidad popular.
Dicen que Cristina, antes de terminar de decidir, reflexionó largamente y en voz alta ante sus interlocutores: “Todos coincidimos en afirmar que el 2009 será el año más difícil de los últimos cien como consecuencia de la crisis provocada por el neoliberalismo y por eso ajustamos todas las defensas para que ningún trabajador pierda su empleo y mantengamos a resguardo el consumo interno; pero la política, ¿qué hace la política? ¿Mira para otro lado? ¿Se cruza de brazos? ¿Piensa todo el tiempo en fatigar al pueblo con una campaña electoral de acá hasta fin de año como si nada pasara?”
Cuando se gobierna, la hora de las decisiones trascendentes define al gobernante. O elije el rumbo escuchando al pueblo o se conforma por esperar en soledad que los acontecimientos se desarrollen como si fueran fenómenos naturales, indomables e impredecibles.
Un anuncio de semejante porte, también desnuda a los opositores de distinto plumaje. Una mayoría de ellos, puso el grito en el cielo, haciendo coincidir a un variopinto opositor más parecido a la vieja “unión democrática” que a una dirigencia que se supone comprometida con la defensa de la democracia, con la suerte de los más humildes y con el voto popular. Algunos parecían fantasmas desfilando hacia un precipicio; ¿será el tan temido vértigo electoral?
Entre lo que pronosticaban hasta ayer nomás, el fin de este proyecto político que gobierna el país desde el 25 de Mayo de 2003 hasta nuestros días, que hacían elucubraciones y se solazaban pensando en una próxima etapa a la que llamaban “pos kirchnerismo”, convengamos que hay una desproporción manifiesta con esta actitud de espantarse porque la Presidenta convoca a votar. No está firmando el “estado de sitio” ante una circunstancia mundial aciaga y tenebrosa que amenaza al mundo entero. Está diciendo que hay que reforzar los cimientos y las murallas de un modelo de desarrollo con inclusión social, para que ningún viento huracanado se lleve puesto lo que la sociedad construyó y reconstruyó después de nuestra propia crisis en el 2001. Y para ello precisa asegurar dos cuestiones básicas: evitar la dispersión de energías durante todo un año excluyentemente electoral y posibilitar que en el segundo semestre, reine el imprescindible sosiego social que permita enfrentar la crisis mundial, con los argentinos unidos y solidarios, más allá de banderías partidarias. ¿Es tan difícil entenderlo? ¿O será que así como el ladrón cree que son todos de la misma condición, el politiquero cree que todos son iguales, que nadie piensa en el país y en cuidar las espaldas de este pueblo al que se quiere tanto?
Terminan siendo el eco vano del patrón rural que ordenó “aprendan a votar”, como decían los conservadores del fraude patriótico. El pueblo está preparado para defender la Patria, siempre. ¿Pero no para votar? Algunos de los opositores que se auto recomiendan como alternativa gobernante, dijeron que no les alcanza con tres meses para armar una lista y competir en las urnas. Caramba, caramba. Si usted pensaba que eran una opción posible, piénselo de nuevo. ¿Se imagina a estos opositores gobernando en medio de una crisis cualquiera? Si son tres, reaccionarán de tres maneras distintas, como Solá, De Narváez y Macri. Y si son de la Alianza radical de Carrió, mejor encomiéndese a su santo porque lo dejarán de a pie hasta resolver un expediente.
Vote como vote, es bueno que no se desdoblen las elecciones para evitar la sangría de esfuerzo económico que significa semejante despropósito en esta situación. Y es bueno que no utilicemos todo el año para hacer campaña electoral. Y es más bueno que salgamos a decir lo que se piensa sobre este Gobierno utilizando para ello legítimamente el voto popular.
¿Será Néstor Kirchner el que presida la lista de los que creen necesario defender lo construido y construir lo que aún falta? Ya lo veremos.
Cuando se convoca a votar, el alma de la democracia suspira y vuela sobre las casas, las escuelas, las fábricas, los barrios más humildes, anunciando la buena nueva de que otra vez, algo de dios habita entre nosotros. Y es la voz del pueblo, ni más ni menos.
No hay nada que temer. El pueblo sabe votar, mucho mejor que los que se sienten lejos de él.
(El Argentino. 15.03.09)
2 comentarios:
Con qué se vendrá mañana la oposición, porque el otro día era como que estaban knoqueados, pero poco a poco se van a armar de nuevo.
No va a ser fácil, todo lo que venía pasando ¿se potenciará?
La opociciòn mediàtica reacciona rapido,la tapa de "critica digital" es un ejemplo anunciaba "bajo fuego"como si los criminales estubieran golpeando la puerta.
Publicar un comentario