viernes, 6 de marzo de 2009

UN SOLO PAÍS, DOS MODELOS DE ESTADO

Mientras los camioneros y los obreros de la construcción hicieron temblar Buenos Aires con sus reivindicaciones laborales, los ruralistas autoconvocados protestaron sobre la ruta 9 en Córdoba, desconociendo el acuerdo firmado entre el gobierno y la Mesa de enlace y exigiendo la eliminación de las retenciones a la soja.
¿Qué tiene que ver la política con estas manifestaciones? Tanto con la reivindicación de los trabajadores que protestan a menudo en la ciudad que comanda Mauricio Macri, como con la rebelión de los sojeros y tamberos cordobeses contra la Presidenta de la Nación. ¿Qué tiene que ver la política con la crisis mundial y con el modelo hoy gobernante en la Argentina?
Diríamos sin pestañear: todo. Cada político, cada gobernante, elije la barca para navegar la crisis, el sector social que va a priorizar proteger y el proyecto de país que busca construir. Es la decisión política la que decide el rumbo a seguir. O con los trabajadores y los generosos o con los poderosos y los egoístas. O con el diálogo y el consenso o con la represión y el enfrentamiento.
Todo tiene que ver con la política, aunque algún periodista radial o televisivo no lo sepa, no lo entienda o simplemente repita como un loro lo que el gerente le indique decir.
A Mauricio Macri lo enfrentan los trabajadores, a la Presidenta Cristina Fernández los ruralistas que se niegan a pagar las retenciones y a contribuir en la redistribución del ingreso con los más humildes. Ambos gobernantes, optaron previamente a quién proteger más. Y enfrentan las consecuencias.
Achicar o fortalecer el Estado, depende de una decisión política. Allí se juega la tristeza o la esperanza colectiva de una sociedad.
Ayer fue un nuevo ensayo callejero de las turbulencias propias de estos tiempos.
De un lado, el gobierno porteño optando por ahorrar en base al salario de los trabajadores y frenando las obras del subterráneo, según denuncian los gremios.
Del otro, el gobierno nacional inyectando fondos al consumo, a la producción, a las obras públicas, para cuidar el empleo, impedir el enfriamiento de la economía, dinamizar y priorizar el mercado interno. La Presidenta, por ejemplo, viajó a Córdoba para inaugurar viviendas y caminos, no para anunciar el ajuste y la recesión tan temida.
Es interesante observar el trazo grueso de gestiones tan opuestas, así como es aconsejable el esfuerzo por desentrañar las causas y los efectos de ambas situaciones. Esta película ya la vimos. Sólo hay que hacer memoria de lo que ya vivimos y sufrimos antes, para escribir mejor nuestro propio juicio.
Hoy vemos a gobernantes de todos los países del mundo, acordando políticas de salvataje, desde la recuperación del rol central del Estado. Los que defendían a ultranza esa magia impúdica y siniestra de “la mano invisible del Mercado” para justificar las políticas de inequidad social, son los que hoy acuerdan medidas estatales para evitar una caída más estrepitosa de la economía mundial. Aún así no les alcanza. Nada parece suficiente para evitar los daños sociales causados por la más grande crisis mundial que hayamos conocido.
Pero pareciera que en la Argentina, algunos dirigentes y gobernantes siguen añorando el tiempo de los ajustes violentos, de rebajas salariales y haberes jubilatorios, de mayor endeudamiento, de privatizaciones, sin aceptar que de la crisis provocada por los mercaderes se sale con más Estado, más trabajo, más producción, más consumo y no reiterando las políticas que originaron la crisis. Echan nafta al fuego. Por ese camino ni ellos se salvarán del desastre, por millonarios que sean.
Sólo la solidaridad colectiva nos salvará, con un Estado capaz de protegernos de los vientos huracanados que soplan en el mundo entero.
Y además, porque ya estamos creciditos para creer en el país del horror que nos dejó el neoliberalismo.

(El Argentino. 06.03.09)

1 comentario:

Anónimo dijo...

grande jorgeeeeee!!!!!!!!!!!!!