Hoy es el Día de la Mujer. Nos permitimos entonces dar un presente, recordando que son mujeres la poesía y la pasión, la lucha y la ternura, la política y la Presidenta de la Nación, las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo, la compañera, la amiga y la esposa a las que homenajeamos en su consistencia de cuna, de cama y de casa.
El historiador Norberto Galasso, relató en el acto de inauguración de la Sala de la Mujer de la Casa Rosada, que en una oportunidad Eva Perón hizo detener bruscamente el auto presidencial que la trasladaba al observar que en las puertas de un banco, una mujer lloraba desconsoladamente. Se acercó presurosa, le preguntó porqué lloraba tanto y la mujer, con los ojos cubiertos de lágrimas, le respondió que hacía mucho tiempo concurría a reclamar por el pago de su jubilación, que ya no tenía dinero para comer, pero un funcionario siempre le respondía que faltaba un papel para autorizar el pago. Cuando Eva, tomándole de la mano, la introdujo nuevamente al edificio, la mujer se percató de quién era. “Evita” alcanzó a susurrar en su asombro, mientras Eva Perón gritaba a voz en cuello “¿Quién es el hijo de puta que se niega a pagar la jubilación a esta señora?”
Apareció el funcionario, aparecieron los papeles y esa mujer pudo cobrar dignamente.
El confesor de Evita, el Padre Benitez, fue quién le relató esta conmovedora historia a Galasso. Y Norberto la recordó ese día, con emoción, como un homenaje a la Mujer.
Antes de ese acto, la Presidenta pasó de sentar doctrina en el Congreso de la Nación, presentarse sorpresivamente en la reunión que mantenían los Ministros Débora Giorgi y Florencio Randazzo y el Secretario Carlos Cheppi con la patronal rural de la Mesa de Enlace, anunciar caminos y viviendas en Córdoba, hasta terminar ayer en Mendoza, en la Fiesta de la Vendimia.
Los grandes medios de comunicación nos bombardean a cada rato con su mensaje de muertes, conflictos, violencia, robos. Es cierto que estamos en un mundo en llamas, con centenares de miles de desocupados que se vuelcan a la desesperación en los EE.UU. y en Europa, consecuencia de las políticas neoliberales que incendiaron la Argentina en el 2001. Es cierto que persiste el país injusto y desigual de los argentinos, allá está Tartagal como símbolo trágico de nuestros dolores sociales. Pero saber que hay en marcha un modelo económico que jerarquiza el consumo interno, la protección del empleo y la producción, y que prioriza el consenso antes que la confrontación, es un piso imprescindible para afrontar las tormentas que soplan peligrosamente allá afuera. ¿Se imagina qué hubiese pasado en nuestro país si el modelo fuese otro? Hagamos juntos el ejercicio de pensarlo: se habrían frenado todas las obras públicas, despedidos a miles de trabajadores, achicados los salarios y los haberes jubilatorios, hubiésemos vuelto al FMI a mendigar unos pesos que después tendríamos que pagar con mayores sacrificios. No es ciencia ficción. ¿O acaso no es lo que padecimos cuando los que gobernaban se nutrían en las políticas neoliberales del eterno ajuste? ¿O acaso no es la política que hoy gobierna en la ciudad de los porteños y forma parte del recetario de los opositores como Elisa Carrió y Gerardo Morales?
Es domingo, y queremos acompañarlo a disfrutar del día, pero tomándonos un minuto para charlar y reflexionar sobre estas cosas.
Un botón vale de muestra: la Presidenta impulsó el acuerdo con la Mesa de Enlace. Lo firmaron. Se comprometieron a seguir dialogando hasta acordar todo lo que sea posible. Sin embargo, ahí nomás salió la Coalición de Carrió y la UCR de Morales para decir que nada de esto servía, que apoyaban a los que querían volver a cortar las rutas, para anular las retenciones a los poderosos propietarios de soja. Conclusión: mientras el gobierno apuesta al consenso, estos opositores apuestan al conflicto. Y los grandes medios, siempre en busca de “sangre”, dan cámaras y micrófonos para que cunda el desánimo nuevamente. Esta irresponsabilidad hay que denunciarla. Desterrarla. Aislarla.
Para hacerlo juntos, hagamos un trato, como dice Mario Benedetti, “nada definitivo, yo quisiera contar con usted, es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo”
El historiador Norberto Galasso, relató en el acto de inauguración de la Sala de la Mujer de la Casa Rosada, que en una oportunidad Eva Perón hizo detener bruscamente el auto presidencial que la trasladaba al observar que en las puertas de un banco, una mujer lloraba desconsoladamente. Se acercó presurosa, le preguntó porqué lloraba tanto y la mujer, con los ojos cubiertos de lágrimas, le respondió que hacía mucho tiempo concurría a reclamar por el pago de su jubilación, que ya no tenía dinero para comer, pero un funcionario siempre le respondía que faltaba un papel para autorizar el pago. Cuando Eva, tomándole de la mano, la introdujo nuevamente al edificio, la mujer se percató de quién era. “Evita” alcanzó a susurrar en su asombro, mientras Eva Perón gritaba a voz en cuello “¿Quién es el hijo de puta que se niega a pagar la jubilación a esta señora?”
Apareció el funcionario, aparecieron los papeles y esa mujer pudo cobrar dignamente.
El confesor de Evita, el Padre Benitez, fue quién le relató esta conmovedora historia a Galasso. Y Norberto la recordó ese día, con emoción, como un homenaje a la Mujer.
Antes de ese acto, la Presidenta pasó de sentar doctrina en el Congreso de la Nación, presentarse sorpresivamente en la reunión que mantenían los Ministros Débora Giorgi y Florencio Randazzo y el Secretario Carlos Cheppi con la patronal rural de la Mesa de Enlace, anunciar caminos y viviendas en Córdoba, hasta terminar ayer en Mendoza, en la Fiesta de la Vendimia.
Los grandes medios de comunicación nos bombardean a cada rato con su mensaje de muertes, conflictos, violencia, robos. Es cierto que estamos en un mundo en llamas, con centenares de miles de desocupados que se vuelcan a la desesperación en los EE.UU. y en Europa, consecuencia de las políticas neoliberales que incendiaron la Argentina en el 2001. Es cierto que persiste el país injusto y desigual de los argentinos, allá está Tartagal como símbolo trágico de nuestros dolores sociales. Pero saber que hay en marcha un modelo económico que jerarquiza el consumo interno, la protección del empleo y la producción, y que prioriza el consenso antes que la confrontación, es un piso imprescindible para afrontar las tormentas que soplan peligrosamente allá afuera. ¿Se imagina qué hubiese pasado en nuestro país si el modelo fuese otro? Hagamos juntos el ejercicio de pensarlo: se habrían frenado todas las obras públicas, despedidos a miles de trabajadores, achicados los salarios y los haberes jubilatorios, hubiésemos vuelto al FMI a mendigar unos pesos que después tendríamos que pagar con mayores sacrificios. No es ciencia ficción. ¿O acaso no es lo que padecimos cuando los que gobernaban se nutrían en las políticas neoliberales del eterno ajuste? ¿O acaso no es la política que hoy gobierna en la ciudad de los porteños y forma parte del recetario de los opositores como Elisa Carrió y Gerardo Morales?
Es domingo, y queremos acompañarlo a disfrutar del día, pero tomándonos un minuto para charlar y reflexionar sobre estas cosas.
Un botón vale de muestra: la Presidenta impulsó el acuerdo con la Mesa de Enlace. Lo firmaron. Se comprometieron a seguir dialogando hasta acordar todo lo que sea posible. Sin embargo, ahí nomás salió la Coalición de Carrió y la UCR de Morales para decir que nada de esto servía, que apoyaban a los que querían volver a cortar las rutas, para anular las retenciones a los poderosos propietarios de soja. Conclusión: mientras el gobierno apuesta al consenso, estos opositores apuestan al conflicto. Y los grandes medios, siempre en busca de “sangre”, dan cámaras y micrófonos para que cunda el desánimo nuevamente. Esta irresponsabilidad hay que denunciarla. Desterrarla. Aislarla.
Para hacerlo juntos, hagamos un trato, como dice Mario Benedetti, “nada definitivo, yo quisiera contar con usted, es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo”
(El Argentino. 08.03.09)
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