Comienza la semana con un deseo generalizado: que el diálogo abierto para resolver el conflicto rural, continúe por la buena senda. Todo parece indicar que así será.
Qué sería de este país, si ante las dificultades que siguen atravesando los trabajadores, los pequeños productores y comerciantes, se lanzaran todos a cortar las rutas, ocupar las plazas y los bancos y amenazaran con incendiar el país si no obtienen una respuesta a sus reclamos de manera inmediata.
Los maestros, los obreros de la construcción, los camioneros, los taxistas, los médicos, entran y salen de un conflicto por sus reivindicaciones, porque esa es la cultura de lucha que está impresa en su memoria. Una cultura que indica los tiempos de la confrontación directa como los del dialogo civilizado y democrático. Habría que aprender siempre de los que menos tienen porque son los que más saben de asuntos controversiales. Eso sí, los más pobres siempre son los más solidarios, socialmente hablando. Decía la Presidenta días atrás en Santa Victoria, Salta, conmovida por el recibimiento cálido de esos argentinos, tan lejanos de dios y la Expoagro, que ellos son los que tienen derecho a reclamar todo porque es todo lo que le fue negado durante tantas décadas. Sin embargo, saben valorar el gesto de una mano solidaria porque son los que inventan la solidaridad, día a día, para dignificar sus vidas. Por eso, y con el ánimo del augurio señalado en el primer renglón, ojala que los que más tienen, los que más han ganado en estos años, contribuyan a consolidar los caminos del entendimiento para evitar que, ante semejante crisis mundial, ningún argentino quede a la intemperie.
Está abierto el dialogo y por lo que se apreció en la Expoagro, el campo no está en quiebra, como vocifera intencionadamente cierta dirigencia. Las imágenes televisivas fueron muy elocuentes mostrando semejante opulencia. Algunos entrevistados contaban su asombro de ver tantas 4 x 4 juntas, camiones de porte onda “Dakar”, sembradoras de dos pisos. Un impreso oficial de la feria señala que en la muestra del 2007 se habían recaudado 140 millones de dólares en tres días de exposición y en el 2008, 170 millones de la misma moneda verde. Y se preveía que este año, algún dinerillo volverían a recaudar.
Como ciudadano, uno tiene el derecho de preguntarse sin ninguna doble intención: “¿con tanta riqueza se quejan tanto?”
La mesa está tendida para que gane la democracia y la verdad. Sin las mentiras que impusieron durante el conflicto del año pasado, algunos grandes medios. Los mismos que hoy se contradicen relatando que la mencionada feria del agro, fue todo un éxito, en el 2008 y ahora, con 150 mil personas visitándola y más de 500 empresas participando, en medio de un clima de optimismo y esperanza, según lo descrito por sus organizadores, los diarios Clarín y La Nación.
Son los rasgos contradictorios de esta Argentina. Los más pobres recomendándose a dios y al gobierno para no perder el empleo y los más ricos, para que el Estado no les obligue a pagar más retenciones sobre los millones obtenidos por la soja que siguen cosechando.
Pero el diablo, que es opositor, quiere meter la cola y empujar a la pelea de todos contra todos. En lugar de defender la redistribución del ingreso entre los que más necesitan, se dedica a exhortar la custodia de los millonarios, en lugar de apoyar la profundización de este modelo gobernante que nos liberó de la dependencia del FMI, exhorta para que volvamos al FMI a endeudarnos. Hablamos de Elisa Carrió, por ejemplo. Lucra con las demandas sociales para posicionarse electoralmente. Hace más de un año juró con bombos y platillos que se retiraba de la política, renunció a la banca de diputada, abandonando a sus votantes y pidió que “dejen en paz al campo”. Ojala que no meta la cola y el dialogo continúe. No importa que no se cumplan ningunas de sus profecías. La perdonamos. Pero que al menos cumpla con su palabra.
Qué sería de este país, si ante las dificultades que siguen atravesando los trabajadores, los pequeños productores y comerciantes, se lanzaran todos a cortar las rutas, ocupar las plazas y los bancos y amenazaran con incendiar el país si no obtienen una respuesta a sus reclamos de manera inmediata.
Los maestros, los obreros de la construcción, los camioneros, los taxistas, los médicos, entran y salen de un conflicto por sus reivindicaciones, porque esa es la cultura de lucha que está impresa en su memoria. Una cultura que indica los tiempos de la confrontación directa como los del dialogo civilizado y democrático. Habría que aprender siempre de los que menos tienen porque son los que más saben de asuntos controversiales. Eso sí, los más pobres siempre son los más solidarios, socialmente hablando. Decía la Presidenta días atrás en Santa Victoria, Salta, conmovida por el recibimiento cálido de esos argentinos, tan lejanos de dios y la Expoagro, que ellos son los que tienen derecho a reclamar todo porque es todo lo que le fue negado durante tantas décadas. Sin embargo, saben valorar el gesto de una mano solidaria porque son los que inventan la solidaridad, día a día, para dignificar sus vidas. Por eso, y con el ánimo del augurio señalado en el primer renglón, ojala que los que más tienen, los que más han ganado en estos años, contribuyan a consolidar los caminos del entendimiento para evitar que, ante semejante crisis mundial, ningún argentino quede a la intemperie.
Está abierto el dialogo y por lo que se apreció en la Expoagro, el campo no está en quiebra, como vocifera intencionadamente cierta dirigencia. Las imágenes televisivas fueron muy elocuentes mostrando semejante opulencia. Algunos entrevistados contaban su asombro de ver tantas 4 x 4 juntas, camiones de porte onda “Dakar”, sembradoras de dos pisos. Un impreso oficial de la feria señala que en la muestra del 2007 se habían recaudado 140 millones de dólares en tres días de exposición y en el 2008, 170 millones de la misma moneda verde. Y se preveía que este año, algún dinerillo volverían a recaudar.
Como ciudadano, uno tiene el derecho de preguntarse sin ninguna doble intención: “¿con tanta riqueza se quejan tanto?”
La mesa está tendida para que gane la democracia y la verdad. Sin las mentiras que impusieron durante el conflicto del año pasado, algunos grandes medios. Los mismos que hoy se contradicen relatando que la mencionada feria del agro, fue todo un éxito, en el 2008 y ahora, con 150 mil personas visitándola y más de 500 empresas participando, en medio de un clima de optimismo y esperanza, según lo descrito por sus organizadores, los diarios Clarín y La Nación.
Son los rasgos contradictorios de esta Argentina. Los más pobres recomendándose a dios y al gobierno para no perder el empleo y los más ricos, para que el Estado no les obligue a pagar más retenciones sobre los millones obtenidos por la soja que siguen cosechando.
Pero el diablo, que es opositor, quiere meter la cola y empujar a la pelea de todos contra todos. En lugar de defender la redistribución del ingreso entre los que más necesitan, se dedica a exhortar la custodia de los millonarios, en lugar de apoyar la profundización de este modelo gobernante que nos liberó de la dependencia del FMI, exhorta para que volvamos al FMI a endeudarnos. Hablamos de Elisa Carrió, por ejemplo. Lucra con las demandas sociales para posicionarse electoralmente. Hace más de un año juró con bombos y platillos que se retiraba de la política, renunció a la banca de diputada, abandonando a sus votantes y pidió que “dejen en paz al campo”. Ojala que no meta la cola y el dialogo continúe. No importa que no se cumplan ningunas de sus profecías. La perdonamos. Pero que al menos cumpla con su palabra.
(El Argentino. 09.03.09)
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