jueves, 16 de febrero de 2012

Las barbas en remojo


Una imagen: la inauguración en 1978 de Papel Prensa.

El dictador sonríe como una hiena, facilitando un lugar privilegiado a la viuda de Noble. Sonríe el dictador, sonríe Ernestina Herrera, sonríe el último de los Mitre, sonríe la dictadura cívico militar.

La dignidad de Lidia Papaleo lloraba en un calabozo.

Fue cuando clavaron la pica sobre la espalda del pueblo, levantaron sus copas y brindaron por la muerte.

¿Por qué otra cosa podían brindar los genocidas?

A más de tres décadas de aquella tenebrosa imagen, el dictador reaparece por los medios. Y pronuncia mil palabras.

Su respeto a la iglesia. Su reconocimiento a las leyes del perdón y al indulto.

Su desprecio a los Kirchner.

Los hijos de sus asesinados y desaparecidos le responden: “Nuestra única venganza es ser felices”.

El monopolio que Videla ayudó a construir, está vivito pero coleando.

Resiste a la memoria. Combate contra la voluntad popular y contra el gobierno de la democracia. Sabe que tiene los días contados, pero no se rinde.

Se creen todavía los dueños del poder absoluto. Apuestan a la soja y al arroz.

Aranda, uno de los socios de Clarín, se empeña en matar el arroyo Ayuí.

De ahí a matar el río Uruguay, hay sólo un paso.

Y de eso no se habla.

Hay que hablar sólo de las minas a cielo abierto. Allí no tienen dividendos.

No hay problema: en la Argentina se discute todo desde el 2003.

Pero no desde el poder económico, sino desde los intereses del pueblo y la nación.

Es la diferencia con esa seudo izquierda siempre dispuesta a dormir con el enemigo.

Y allá va la combativa estudiantina a batir el parche del “ajuste”, de la “represión”, de la “depredación”.

Usan las mismas palabras que pronuncia en estos días el monopolio que nació con Videla, Massera y Martínez de Hoz.

No tributan a la Cuarta Internacional, ni a la Quinta, ni a la Décima.

Tributan a Magnetto.

De este lado de la vida, el kirchnerismo se construye a sí mismo día a día.

No tiene recetas, pero sí hoja de ruta.

Acierta y se equivoca porque hace cosas a favor del pueblo.

Este gobierno le pone el cascabel al gato en el momento preciso.

Ni un minuto antes ni un minuto después.

¿Lo quieren correr por “izquierda” con Videla?

¿O pusieron las barbas en remojo?: La AFIP multó a Monsanto y a YPF. Y la Presidenta se enfrenta al colonialismo inglés con el mismo coraje que tuvo Néstor Kirchner frente a George Bush y el ALCA.

En fin.

El dictador habló y al hacerlo, hizo añicos la campaña de la “falta de libertad de expresión”. Hoy hablan hasta los genocidas.

Con una aclaración: en esta nueva Argentina ya no hay lugar para ellos. Porque no hay “Clarín” ni “La Nación” que los legitime.

Se quedaron solos. Por eso ladran.

El Argentino, jueves 16 de febrero de 2012

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