lunes, 6 de febrero de 2012

El garfio y la gaviota



Sube se llama la tarjeta que redistribuye ingresos entre todos los pasajeros.
Sube sin parar la temperatura de este verano 2012.
Sube la inclusión social, el índice de empleo, la producción industrial.
Sube el precio del trigo y de la soja.
Sube el haber de jubilados y pensionados un 17,62 %.
Sube la escalada británica sobre nuestras islas Malvinas.
En tiempos en que los colonialistas se ponen algo nerviosos y provocadores, es conveniente calentar el corazón, enfriar la cabeza y cantar canciones de amor y paz.
Y reírnos un rato. “La risa no se rinde”, decíamos en las catacumbas de la dictadura.
Pero eso sí, que nadie olvide que las Malvinas son argentinas.
Las últimas noticias suman al destructor con misiles que se acerca a nuestras islas y al príncipe heredero de la reina madre que ya está en Malvinas, un submarino nuclear de largo porte.
Son los únicos argumentos que tuvieron durante 179 años: la fuerza bruta.
Es cierto que están solos esta vez. Aislados como nunca antes. Quebrados en su economía y en su moral política. Pero tampoco la pavada.
Es útil saber que cuando muestran la hilacha, se deschavan como lo que son: piratas y colonialistas.
Si antes venían por el control de la navegación en los mares del mundo y el aceite y la grasa para su combustible, hoy vienen por nuestros recursos naturales; en especial, por la pesca, el petróleo…y por la Antártida.
Mientras que nosotros, los argentinos, aunque mañana nos digan que en Malvinas no hay ni una gota de petróleo, seguiremos diciendo que son nuestras. Simplemente porque, ricas o pobres, son nuestras.
Si a Cameron y a la reina los anima la depredación colonialista, a nosotros nos mueve la pasión y el orgullo como nación soberana.
La BBC divaga en estos días sobre el comportamiento de los argentinos. Y sólo comprueba, a través de las voces de jóvenes ingleses que residen en nuestro país, que somos un pueblo de paz, que amamos a Los Beatles, a Sting y a Los Rolling Stone. Y a Shakespeare, claro está.
No esperen encontrar un sentimiento anti-nada. No esperen una escalada de nada.
Pero eso sí, como el amor es el mismo desde hace dos siglos, seguiremos reclamando lo que es nuestro y entonces diremos: las Malvinas son argentinas.
Por estas latitudes pasará la política de América Latina en los próximos años.
Lo viene diciendo la UNASUR, el MERCOSUR, la CELAC, y ahora lo dijo maravillosamente bien, Fidel Castro.
Cuando el mundo entra en convulsión, los gobernantes se muestran como lo que son: o estadistas o mercaderes.
Y en la Argentina hay una estadista gobernando.
Quizás por eso los piratas, tanto los de afuera como los de cabotaje, hoy lanzan sus garfios contra las gaviotas.

El Argentino, lunes 6 de febrero de 2012

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