Hoy es el Día de la Antártida Argentina.
En esta nueva época que vivimos, donde el mundo se transforma y se achican y se agrandan las fronteras, se funden, se defienden, se invaden, se mueven, se conmueven, es preciso volver a plantar bandera sobre la extensión total de nuestro territorio.
Pese a la prosa hiriente de los colonizados, no hay espacio inalcanzable en una Patria para todos.
Por eso Malvinas. Y por eso la Antártida Argentina, ahora que recuperamos el Estado.
El 22 de Febrero de 1904 se izó por primera vez, allá en las Orcadas del Sur, la bandera que Belgrano nos legó.
El abanderado fue un cartero, de 18 años de edad; Hugo Acuña, era su nombre. Integraba esa primera expedición oficial hacia el Polo Sur, buscando instalar una estafeta postal, un observatorio meteorológico, una base permanente del Estado argentino.
El continente blanco acunaba con su frío y sus tempestades al primer destacamento oficial de una nación del mundo. Así sería durante 40 años. Recién después llegaron otros barcos y otras banderas.
Hoy, cuando se descubren planetas muy lejanos pero que podrían ser beneficiosos para los humanos, la Argentina sabe que no precisa volar para tocar el cielo.
Allá en el sur del sur de la Tierra del Fuego tiene su reservorio de vida en un territorio de paz para la humanidad.
De la humanidad, sí, pero con nuestra bandera.
Honor y Gloria a Sobral, Irízar, Piedra Buena, Francisco P. Moreno y a los marinos y científicos que iniciaron aquella travesía hasta la isla Laurie para conocer, estudiar e investigar cómo es el planeta en ese extremo austral.
Y si se nos permite el sano orgullo, para saber cómo es la Argentina y la América Latina en su costilla de hielo.
Ellos no fueron con armas de guerra, sino con un cartero, un meteorólogo, un funcionario experto en Zoología y un cocinero.
Vaya la diferencia con los colonialistas.
Años después, en 1965, el Presidente Arturo Illia autorizó la expedición más riesgosa que encararía el hombre a lo largo de su historia en estas pampas lejanas: llegar por el continente hasta la Antártida Argentina.
El entonces coronel Jorge Edgard Leal partió el 26 de octubre de aquel año al mando de una patrulla de valientes y llegó al punto más austral de la Argentina, en el Polo Sur, el 10 de diciembre.
“No se puede amar ni sentir como propio lo que no se conoce” declaró Leal cuando propuso la hazaña.
Quisimos hablar de esta fecha en armonía con nuestra digna historia.
Porque así como el Gaucho Rivero peleó por sostener nuestra soberanía en Malvinas en 1833, el General Leal honró a la Patria izando la bandera allá en la Antártida Argentina, en 1965.
Tenemos Héroes. Tenemos Patria.
El Argentino, miércoles 22 de febrero de 2012
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