La frase de Shimon Pérez, el Presidente de Israel que visita nuestro país, precede la llegada, en pocos días más, de Mahmud Abas, el Presidente de la Autoridad Palestina.
Ambas autoridades serán recibidas con honores por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Todo un símbolo de paz que a pesar de los que absurdamente hablan del “aislamiento internacional”, sucederá en la Argentina.
Una nación que busca crecer en paz, que no acepta discriminación alguna y avanza en un modelo de inclusión social. Quizás por eso mismo, es zarandeada por intereses mediáticos y minoritarios en su vano intento de crear un clima de confrontación social adverso a la paz.
Los pueblos latinoamericanos protagonizan un cambio de época en la región.
El modelo gobernante en la Argentina, es parte sustantiva de ese cambio y expresa un quiebre de la enajenada democracia que hasta el 25 de Mayo del 2003 cumplió a rajatabla con la agenda impuesta por el FMI y las editoriales de los monopolios mediáticos.
En este marco se comprenden las recientes medidas y la permanente actitud de modificar los escenarios que tratan de imponerle al gobierno en cada coyuntura.
En el afán de impedir la escalada de confrontación estimulada por los medios y la dirigencia opositora, la Presidenta buscó construir un mejor clima colectivo que ayude a encarar los cambios estructurales encarados por su gobierno.
La cantinela de la “crispación” y “el caos”, son piezas de una táctica política opositora. Mientras que el desgaste permanente, es su estrategia .
Reconstruir un país con desarrollo económico y redistribución de la riqueza, precisa de la cooperación y la paz social, como plataforma imprescindible para seguir avanzando en la construcción de un modelo de país inclusivo, sustentable a largo plazo.
Su antítesis, la violencia al interior de la sociedad, conviene a las minorías del poder, particularmente cuando olfatean el peligro de perder el monopolio del sentido común impuesto a la sociedad a través de los grandes medios y sus locuaces comunicadores.
Nadie podría decir, desde el sentido común al menos, que son ciertas las acusaciones que se invocan diariamente contra Cristina y Néstor Kirchner.
Ambos parecieran culpables de cuantas desgracias caminen sueltas por las calles, según la visión maniquea que repiten los medios.
Crean así, una realidad caótica virtual, pero que logra penetrar como real en amplios sectores de la población.
Tres hechos confluyeron para explicar esta última ofensiva contra el gobierno.
1. La realización del Congreso de la SIP en Buenos Aires.
2. La proximidad del recambio parlamentario.
3. Las medidas gubernamentales que impactan favorablemente en los sectores populares, como la Asignación Universal por hijo.
Los empresarios mediáticos de toda América reunidos en estos días, actuaron de amplificadores internacionales del discurso opositor de cabotaje, porque esa era la verdadera misión de su presencia aquí.
El recambio en el Congreso, el próximo 10 de diciembre, explica la necesidad opositora del alboroto ficticio, ya no para disimular debilidades, sino para intentar, por vía de los hechos de agitación, debilitar a un Frente para la Victoria que seguirá siendo la primera minoría y la monolítica muralla de representación legislativa del proyecto gobernante.
La ambición desmesurada y antidemocrática de pretender arrebatarle la Presidencia de la Cámara de Diputados al oficialismo, desnuda el carácter golpista de la maniobra.
El último detonante consignado fue la decisión presidencial de extender el derecho de la Asignación Universal para todos los hijos de los hogares más pobres y la puesta en marcha del plan Argentina Trabaja.
El poder económico y mediático, crispado por estas medidas ampliamente celebradas por los más humildes, salió a incendiar la pradera para que nadie, que no fueran ellos, pueda sembrar ni cosechar victoria alguna.
Que la voluntad de una paz imperfecta sea más poderosa que los incendiarios de siempre.
Jorge Giles. El Argentino. 16.11.09
http://www.elargentino.com/nota-65997-Una-paz-imperfecta-es-mejor-que-una-victoria-perfecta.html
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