lunes, 2 de noviembre de 2009

¿A QUÉ LE TEMEN LOS OPOSITORES?

Se ha dicho, con rigor académico y olfato popular, que el neoliberalismo dominante durante los años del terror y el menemato, buscaba su consolidación en base a tres propósitos fundamentales: la fragmentación cultural, la exclusión social y la pérdida de soberanía.

1. Fragmentación. Se trató de un intenso bombardeo mediático contra la unidad cultural y política más profunda de los sectores populares. Fue la época donde reinaban las ideas que exaltaban, por ejemplo, el municipalismo, lo local sobre lo provincial y lo provincial sobre lo nacional. Eslabones todos sometidos a su vez a una suerte de gobierno universal, que unas veces se llamaba Banco Mundial, otras FMI o Consenso de Washington.

Es aquí donde deberíamos encontrar los antecedentes que explican la razón que haya 700 partidos políticos, chocándose como autitos de parque de diversiones a la hora de elaborar un discurso, pero perfectamente separados al cobrar los 10 millones de pesos que les correspondían por el sistema electoral vigente. El neoliberalismo alentó esta fragmentación hasta el paroxismo. Había que eliminar la idea de Nación, la idea de Pueblo, y por tanto, junto al vaciamiento de los partidos populares había que alentar la multiplicación sin límites de pequeños aparatos partidarios que hablaran en nombre de una sociedad incrédula y también fragmentada.

2. Exclusión. Hagamos el ejercicio de superponer una fotografía de la sociedad de los noventa con otra de la Argentina del primer centenario. Son muchas las similitudes. Un país donde siempre habría muchos pobres (lo dijo Menem alguna vez) y donde los ricos serían los privilegiados y dueños de un destino que en verdad, no nos pertenecía. Miles de trabajadores, profesionales, estudiantes y pequeños empresarios y comerciantes eran arrojados a las calles del olvido mientras, se cerraban empresas, se aniquilaban puestos de trabajo, como si la exclusión estuviera en la naturaleza de las cosas.

3. La desnacionalización. La implosión del edificio Warnes fue la dolorosa metáfora de la perdida de soberanía de prácticamente todos los recursos que pertenecían al capital social, es decir al Estado. Nos quedamos sin trenes, sin barcos, sin línea aérea de bandera, sin petróleo, sin recursos naturales, sin jubilaciones. De allí venimos. Si lo olvidamos, volverán los ladrones de caminos a tendernos una emboscada.

La entrega fue posible por que el divisionismo popular fue inversamente proporcional a la unidad monolítica de los intereses monopólicos y poderosos.

En este marco conceptual, la reforma política que el Gobierno nacional impulsa, busca reagrupar las fuerzas políticas en torno a las distintas ideas y proyectos diferentes de país que proliferan en el seno de la sociedad, de derecha a izquierda y viceversa.

Es poco serio sostener que hay 700 proyectos. Tampoco se trata de dictaminar a priori cuántos serán. Pero sí de darles un cauce institucional razonable, creíble y representativo de las demandas de la sociedad. No de las apetencias de los mercantilistas de la política.

La tendencia a la inclusión social es claramente comprobable con sólo observar que, con viento de cola o con crisis mundial en contra, las políticas oficiales fueron destinadas, con la Presidencia de Néstor Kirchner y la de Cristina después, a recuperar millones de puestos de empleo y a otorgar en estos días la asignación universal por hijo. Para todos los trabajadores, ocupados y desocupados, registrados y no registrados.

Igual valor tiene el camino ascendente hacia la recuperación de los espacios de soberanía, como el ahorro de los trabajadores, Aerolíneas Argentinas, el Correo Argentino, AYSA, entre otros.

No tema la oposición, si los anima la unidad del pueblo y no su fragmentación; la inclusión social y no la exclusión; la recuperación en ascenso de lo que nos robaron en la larga noche del neoliberalismo y no la entrega.

Todo lo demás, como dijera un filósofo norteño, es pura cháchara.

Jorge Giles. El Argentino. 02.11.09
http://www.elargentino.com/nota-64245-A-que-le-temen-los-opositores.html

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