sábado, 7 de noviembre de 2009

ENTRE EL CAMBALACHE Y LA FELICIDAD

Los domingos invitan a una reflexión más serena, que nos llene de paz y ayude a cargar las pilas para caminar una nueva semana que empieza a desplegar sus alas.
Lea los otros diarios. Pero no baje la guardia.
Chorrean desesperanza por todos los costados.
Los monopolios mediáticos vuelven a la carga con sus títulos catástrofes. Todo anda mal, según ellos. Anuncian esta vez una plaga de amenazas de caos de tránsito, corte y tomas de edificios, interrupción del subte, etc.
Cubiertos con piel de cordero, dicen sentirse víctimas de un acoso permanente.
¿Hay algún periodista preso o enjuiciado por las barbaridades lanzadas contra los funcionarios del gobierno? No los hay ni los habrá.
La Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, impulsó la sanción legislativa para impedir, precisamente, que ningún periodista sea enjuiciado por calumnias e injurias.
¿Algún medio o vocero de los medios lo festejó, lo valoró, lo destacó?
Ninguno.
La Ley de Servicios de Comunicación audiovisual democratizará la palabra de una manera sin antecedentes en toda la región. ¿De qué persecución se quejan esos poderosos medios entonces?
Ya sabíamos que mentían, pero ¿no se les está yendo la mano desde hace un tiempo?
De todos modos, es preocupante que algunos sectores que hicieron una forma de vida con la agitación impopular y prolongada, hoy se abracen con el poder mediático para crear zozobra en una democracia que, con sus dificultades, con sus asignaturas pendientes, sus debilidades, continúa avanzando en un proceso de profundas transformaciones estructurales.
Un ejemplo de la provocación en marcha es que dos días después de anunciar la extensión del derecho a la asignación universal por hijo para todos los pibes de hogares con padres desempleados o con empleo informal, empezaron con la campaña mediática de descubrirles la falla a la medida.
Que cuándo se cobra. Que quién cobra y quiénes no. Que miles de personas se agolpan frente a las oficinas del Anses en todo el país. “Caos total”, titularon.
Igual bombardeo mediático ocurre contra el Plan “Argentina trabaja” que dará empleo a cien mil personas en el conurbano, en una primera etapa.
Y allí salta la liebre.
Son muchas las minorías dispuestas a competir con el Estado, contra las políticas de redistribución del ingreso, contra el peronismo, contra el universo si fuese preciso hacerlo, con tal de tener la batuta de dominio sobre los más pobres.
No es la disputa por el empleo, por que el empleo está asegurado por el Gobierno nacional.
Es la pulseada para manejar el plan de empleo, que es algo muy distinto.
Para lograrlo, disparan a mansalva contra todo lo que huela a intendencia peronista.
El Intendente pasó a ser un enemigo más poderoso que el otrora imperialismo y la otrora oligarquía.
Es como si la envejecida contradicción “Burguesía vs. Proletariado”, pasara a ser para estos sectores en esta etapa “Intendentes vs. Piqueteros antikirchneristas”.
Lo dijimos y lo seguiremos diciendo mil veces: no hay que pisar el palito.
Esta vez la provocación viene del lado de quienes fueron la tropa combatiente de los patrones rurales durante el largo conflicto desatado por la redistribución del ingreso.
La intransigencia que no mostraron ante los dueños del poder, hoy lo muestran contra el gobierno popular de Cristina.
El agrupamiento de Alderete y De Angeli, amenaza la paz de los argentinos.
El gobierno le respondió ayer con el ministro Florencio Randazzo reafirmando la posición de este proyecto gobernante desde el 2003, de no caer en ninguna provocación.
La mordaz ironía de nuestro Discepolín, le hizo decir que en tiempo de los conservadores “el mundo fue y será una porquería”.
Del otro lado, Palito nos deleitó con “la felicidad, jajá jajá”.
Ni una cosa ni la otra. Estamos en medio de un camino donde se avanza hacia el pleno empleo y la justicia social.
Pero más cerca de la felicidad, que del cambalache que hoy ocupa las calles de la paciencia ciudadana.

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