Hoy están todos en la Plaza de los Dos Congresos. Estamos todos.
¿No es Rodolfo Walsh, el de los anteojos?
Y aquél otro ¿No es acaso Nicolás Casullo?
José Luís Cabezas saca fotos y fotos desde una mariposa. Y ríe todo el tiempo.
“Quédate un rato más”, le pide una colega.
Hace tanto tiempo que esperábamos este día.
El Día de la palabra liberada, lo empiezan a llamar.
Hoy no hablaremos de otra cosa. Es un día patrio. O puede serlo.
Lo será.
Con las primeras luces del sábado, encenderemos los primeros farolitos del Bicentenario. Comienzan los festejos este 10 de Octubre.
Si hasta en la génesis de nuestra humanidad, escrito está que en un principio estuvo el Verbo, la Palabra, las voces.
Amurallaron ciudades, encarcelaron nuestra carne y nuestros huesos, nos torturaron y desaparecieron, pero no pudieron quebrar las alas de nuestros sueños.
Con la mirada triste que nos queda por tanta ausencia, treinta mil, bordaremos esta noche la sonrisa más plena y popular. Y nos abrazaremos hasta llorar de alegría.
Sépalo Senador. Piénselo. En sus manos está el último capítulo de una deuda de la democracia. Es ahora o nunca el adiós definitivo a la dictadura genocida.
No hay lugar para el descuido ni el olvido. Usted lo sabe.
El voto en contra, en general, no se pierde en el vacío. Va a abultar las cuentas de la legislación de Videla y Martínez de Hoz, remendada por una democracia de pantalones cortos.
Digámoslo así para ser condescendientes en esta hora de su decisión.
Y la votación a favor en general pero en contra en particular, hace lo mismo pero con las cuentas de los monopolios.
Con todo respeto, usted sabe que es así. Que si eso sucede, la Ley nacerá sin alma, sin fuerza, sin ser ley.
¿O alguna representación de este pueblo pidió un plazo mayor para cubrir sus penurias?
Ninguna Senador. Usted lo sabe mejor que nadie. Lo piden desde el poder de los monopolios para matar la Ley en la primera emboscada que le puedan tender.
El liberado no retrasa ni un minuto su presidio.
El verdugo es el que pide tiempo para esconderse y volver.
Libérese del verdugo, Senador.
Abramos el baúl donde guarda la historia el Parlamento. ¿Hay páginas que hablen de una participación popular tan intensa como ésta, construyendo una Ley? No hay antecedentes. Sepa honrar esa construcción colectiva, Senador.
¿Y en la Casa rosada? Ningún presidente se atrevió a tanto en este cuarto de siglo de la democracia. Como si enfrentar al poderío de los monopolios, sea cosa de mujeres.
Atreverse a ser libre, a soñar, a no estar dependiendo de lo que digan los poderosos medios, a no dejarse presionar y extorsionar por los titulares de los diarios y la televisión mafiosa, de eso se trata Senadora.
Animarse a responder ante el pueblo que los votó cada vez que le pregunten “¿Porqué lo hiciste?” y hacerlo de pie, no con bisagras en las rodillas, de eso se trata Senador.
Con esta Ley de Comunicación de la democracia, todos, Empresarios, Organizaciones populares y Estado, tendrán la garantía de disponer de un medio para expresarse.
Pero además, cuando usted elija una radio, un diario y un canal televisivo, sabrá quiénes son sus propietarios. Nunca más la engañarán con el eufemismo centenario de la prensa “independiente”, “neutral”, “aséptica”, “objetiva y veraz”, mientras le disparan a mansalva con sus mentiras.
Ningún ex funcionario de la dictadura podrá ser directivo o dueño de un medio de comunicación, con la nueva Ley. Por eso hay quienes tienen las barbas en remojo y afilan sus cuchillos contra ella.
Díganlo en el recinto, Senadores. Es un homenaje a la memoria.
Sepan los Senadores votar, legislando para la historia y no para una nueva vergüenza. Legislando para las mayorías y no para una minoría poderosa. Legislando para alumbrar una democracia más libre y participativa.
Llegó la hora, finalmente.
La Patria acunará esta noche un nuevo sueño en las plazas del pueblo.
Que el Congreso la despierte, con un Himno a toda voz.
Jorge Giles. El Argentino. 09.10.09
1 comentario:
qué alegría sentimos, no? lo dijiste muy bien
una de las consignas que mas me gustaron esa noche: "O sonamos juntos, o sonamos todos" y "Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir"
ganamos todos los argentinos, aunque algunos no se hayan ni enterado
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