El Teatro Argentino de La Plata ya es un lugar histórico.
Dentro de cien años se dirá que allí se anunció la construcción y el bautismo de los primeros pasos de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual durante la Presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
Anoche, la palabra liberada comenzó a dar sus primeros pasos. La custodia El Eternauta.
Entre lágrimas, fueron varias las escenas emotivas de hombres y mujeres que se agolpaban en las gradas, en un abrazo largo y colectivo que no terminaba nunca. Quizás la palabra más pronunciada fue: “Gracias”. Como si necesitaran agradecerse entre todos, una obra convertida en Ley de la Nación que devuelve la cultura, la educación, el trabajo, el pensamiento nacional, el fútbol, los dibujitos infantiles, el teatro, el cine, la democracia, la vida para todos y por igual.
Cuando desde los palcos superiores partieron los cánticos y consignas saludando agradecidos a Cristina y a Néstor Kirchner, todos sabían que se estaba produciendo en ese justo momento un acto de amor y unidad inquebrantable en la diversidad de expresiones culturales allí presentes.
“Nos necesitamos juntos”, escuchamos gritar, como si de pronto brotara de una boca, el alma y la memoria de todos.
Es que estos amores en el pueblo son inversamente proporcionales a la campaña de odio y resentimiento que la oposición y los monopolios mediáticos están tratando de imponer.
A mayor amor puesto en obras de gobierno, mayor será el odio de los egoístas y los poderosos.
A mejor calidad de vida, peor será el mensaje injurioso que se impongan.
Han caído en el absurdo de gritar “fuego, fuego” y los únicos que se incendian en el bochorno son los que gritan.
Denuncian que atacaron a Gerardo Morales con armas de fuego cuando sólo eran repudiables huevos podridos de tristes gallinas abandonadas.
Repudiable por cierto. Pero no hay que dar por el huevo más de lo que el huevo vale.
Exageran tanto que un día de estos van a declarar que “según las cáscaras encontradas en el lugar los huevos eran calibre 38”.
Es evidente que hay una campaña en marcha para instalar en el imaginario un clima de crispación que no existe.
Cristina y Néstor no desaprovechan ninguna ocasión para reiterar su predisposición al dialogo civilizado y poner la otra mejilla tantas veces sea necesario, al tiempo que los opositores y algunos patrones rurales repiten la línea violenta que les bajan Clarín y La Nación.
Por eso venimos advirtiendo que “no hay que pisar el palito”. Hay que hablar con el vecino, con el que está sentado al lado en este momento, con el compañero y el amigo, y desnudar esta campaña. Pero hacerlo así, suavemente, sin estridencias, con ternura, saliendo de la riña de gallos que proponen.
Es tan antiguo este recurso de los que se quedan sin poder habiéndolo tenido siempre que el Presidente Raúl Alfonsín ya lo denunció en su discurso del 13 de febrero de 1987.
“El diario Clarín titula como si realmente quisiera hacer caer la fe y la esperanza al pueblo argentino. Si el pueblo de la Nación fuera lo que Clarín dice que es, estaríamos todos destrozándonos entre nosotros”
Palabras de Alfonsín hace más de 22 años.
La palabra está libre y desnuda en la calle. Ya no es deber exclusivo y excluyente de un gobierno rescatarla y cuidarla. Es el deber de todo un pueblo.
Para que no suceda lo que enseñaba un poema de Paco Urondo
“Un hombre es perseguido, una familia entera, una organización, un pueblo. La responsable de esta situación no es la codicia, sino un comerciante con sus precios, con la imposición de las reglas del juego. Por eso ese hombre, ese pueblo, esa familia, esa organización, se siente perseguida. Es más, comienzan a perseguirse entre ellos, a delatarse, a difamarse…Entonces toda la familia, todo el pueblo, entra en el nivel más alto de la persecución: la paranoia, esa refinada búsqueda de los perseguidos históricos y culturales. Y ésta es la triste historia de los pueblos derrotados…”
Esta vez estamos advertidos por la historia.
Jorge Giles. El Argentino. 22.10.09
http://www.elargentino.com/nota-62885-La-consagracion-de-la-palabra.html
1 comentario:
Si estamos advertidos por la historia tenemos que abandonar ese destino de derrota y salir a conquistar los mejores logros para nuestro Pueblo. Es así de sencillo. Pero no parece tan fácil, cuando lo bueno se pone en los países extranjeros, en los desarrollados. Lo cual mina nuestras motivaciones para avanzar.
Bastaría con saber escuchar las palabras de Perón: "La realidad me permite afirmar que no somos un país subdesarrollado. Nuestra patria tiene todo lo necesario para que sus hijos sientan el gozo infinito de la vida. Dios nos ha brindado riquezas incalculables, sólo falta que asumamos la decisión irrevocable de realizar la empresa que nos aguarda"
Saludos
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