jueves, 1 de octubre de 2009

COMPARTIR EL PAN, SIEMPRE

Cristina sabía que se iba a emocionar. Y se emocionó. Estaba en el lugar donde se daban cita los ciudadanos que salieron del infierno, los que comparten el pan, y se dicen Compañeros.
Esta vez venían desde distintos rincones del país, a compartir su experiencia y exhibir con orgullo el producto concreto del camino solidario que recorren de la mano del Estado.
Es la Argentina profunda la que allí estaba. La que no tiene prensa. Al menos, la prensa de los grandes monopolios.
Fueron ellos los que alcanzaron a gritar a la Presidenta: “Diga bien fuerte que en la Argentina es el Estado el que impulsa el micro crédito”.
Son ya 815 bancos populares construidos. Son 115 mil micro-créditos para fabricar, para cultivar, para edificar.
Pero por sobre todo, es un pueblo que se abraza para construir Poder popular. Desde el trabajo solidario. Organizándose, como dijo Cristina con una lágrima en la voz, para ejercer sus propios derechos, sin impedir los derechos de los otros.
El VI Encuentro Nacional del Banco Popular de la Buena Fe que se inauguró oficialmente ayer en la ciudad de Embalse, Córdoba, se realiza bajo el lema “ Poder Popular, Economía Solidaria y Patria para todos”. Más de 3.000 participantes, organizados en 800 organizaciones sociales, que se reúnen anualmente en torno al trabajo que realizan en un concepto de economía solidaria y organización popular, impulsado desde hace tiempo por la Ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner.
Con el inminente inicio de la actividades de miles de cooperativas de trabajo que darán en una primera etapa, empleo a 100 mil compatriotas, se abrieron las puertas de todos los resentimientos. Era previsible.
No se bancan quedarse sin el monopolio de la palabra y encima, soportar que los humildes se organicen desde el trabajo y con un Estado solidario.
La derecha está rabiosa. Dispara ríos de tinta envenenada desde sus diarios. Todo vale para la defensa final de sus posiciones. Envía señales de auxilio a sus socios y amigos y entonces la televisión española lanza al aire un video sobre la pobreza y la corrupción en el país “sudaca”. O sea, nosotros. El Wall Street Journal hace otro tanto y pinta un cuadro dantesco de “una Argentina, casi igual que en el 2001”.
“Sigamos, sigamos”, dan la orden desde algún lugar.
Las calles de Buenos Aires se llenan de piquetes. En el Chaco, atacan e incendian oficinas del Estado.
Todo vale. El cardenal Bergoglio condena la pobreza en un ambiente recoleto rodeado de “pobres”. Pero no se asombren, son sólo pobres de espíritus.
Monseñor habla al compás de la batuta de Roberto Dromi, el coordinador del seminario, el gran privatizador de Menem, el cerebro jurídico de la demolición final iniciada por la dictadura, el que diseñó el modelo neoliberal en la Argentina.
Los que crearon un país de pobres hoy dictan cátedras contra la pobreza.
La Argentina paradojal entró en combustión.
Los inspirados en la dictadura y en las doctrinas autoritarias y fascistas, cuelgan en Internet, videos de agitación para que no se toque la ley de medios de la dictadura. Muchos de los grupos que hoy cortan las calles, son los mismos que le hicieron el aguante a la patronal rural en los cortes de ruta el año pasado. Lo que se dice, una línea de conducta coherente.
Todo sirve para agitar fantasmas del pasado. La patronal de Kraft pone lo suyo. Provoca, amenaza, empuja, ordena mano dura.
También allí es el Estado el que defiende el empleo decente, con el Ministro Carlos Tomada a la cabeza.
La derecha que provocó el colapso político y económico global, ataca por izquierda, sin ponerse colorada.
Hace tiempo que perdieron el tren de la historia. Pero no hay que subestimarlos jamás. Son capaces de todo, como dicen en el barrio.
Se escandalizan con los cortes, pero los alientan.
Los alientan, pero Macri y De Narváez dicen a dúo, que cuando sean gobierno, palo y a la bolsa con los que protesten.
Esa es la diferencia de vivir con un Gobierno nacional y popular.


Jorge Giles. El Argentino. 1.10.09
http://www.elargentino.com/nota-60214-Compartir-el-pan-siempre.html

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