viernes, 25 de septiembre de 2009

DISPAREN CONTRA EL SENADO

Hay que prestar atención al debate que se inició ayer en el Senado de la Nación sobre el Proyecto de Ley de Comunicación de la democracia.
Por allí anda la pasión de la historia, diría Scalabrini Ortiz. Y anda la sombra luminosa de Lisandro de la Torre.
Es un debate político a favor o en contra de la libertad de la palabra. Es decir, a favor o en contra de los monopolios.
Aunque se escandalicen los profetas del olvido, en los momentos cruciales de la historia los pueblos caminan por un desfiladero que sólo deja lugar para dos opciones posibles.
Con San Martín o con los godos. Con Hipólito Irigoyen o con el golpista Uriburu. Con Perón o con los fusiladores de la “revolución libertadora”. Con la democracia o con Videla. Con Alfonsín o con los “carapintadas”. Con los trabajadores o con el neoliberalismo. Con De La Rúa o con el pueblo en las plazas.
En un nivel de tensión semejante, y con la garantía del ejercicio pleno de la democracia, los argentinos estamos en las puertas de un salto de calidad en la construcción de ciudadanía. Es ahora o nunca.
El debate nos permite ver en vivo y en directo a quienes husmean en los recodos más íntimos del Proyecto para encontrar la ocasión de asestar un golpe a la Ley, defender la vigencia de la legislación de la dictadura y la continuidad de los monopolios.
Son legisladores elegidos por el voto popular, aunque usted no lo crea.
Luego de las consideraciones expuestas por Gabriel Mariotto y Tristán Bauer, desde algún lado pareció venir la orden de abrir el fuego discursivo contra los funcionarios.
Los opositores, preguntaron y repreguntaron como si fuesen fiscales contra el Estado, contra la cosa pública, contra la sociedad. Algunos, incluso, actuaron como auténticos abogados defensores del monopolio mediático.
No argumentaban a favor de los derechos de los ciudadanos, ni de una mejor televisión y una mejor radio, sino a favor de las empresas. Parecían un clon de Marcelo Bonelli.
Concurrieron encolumnados tras la consigna fundamentalista de “la defensa de la propiedad privada”.
Pero son miembros de un poder del Estado, aunque usted no lo crea.
No preguntaban; interrogaban, que es muy distinto. Defendían el poder de las corporaciones mediáticas y menoscababan el derecho del pueblo a tener su propia Ley.
Indagaban con la inocencia de monjes de clausura y sentenciaban con el odio de los inquisidores.
Pese a ellos mismos, lo importante es que un Parlamento que antes debatía en penumbras el descuento del 13 % a los jubilados, la entrega del patrimonio público a manos privadas y las leyes del olvido y la impunidad, hoy debate para dejar atrás un triste resabio de la dictadura, como pretende esta Ley.
Es todo un signo de vitalidad para la democracia, que pone en evidencia cuánto hemos avanzado en estos últimos años. Aunque la oposición no lo crea.
Por primera vez, en 26 años de democracia, un Gobierno y un Bloque oficialista, defienden el derecho a tener una Ley que regule los medios y evite el monopolio; en tanto los opositores, asumen el oscuro papel de defender los intereses de los propietarios de esos grandes medios, citando descaradamente a la SIP, organismo empresario que defendió a la dictadura.
Anótelo en su memoria. Y acuda a ella toda vez que elija algo.
La crónica de lo sucedido en el Senado está a la vista de todos.
Nadie tiene excusa para escapar por la tangente, criticando las formas, la escasez del tiempo y la estética nacional y popular del oficialismo.
No están las telefónicas, se amplió la autoridad de aplicación y se giraron a cuatro comisiones en el Senado.
Por eso ahora se muestran con sus argumentos al desnudo. Prefieren la continuidad de un decreto-ley de la dictadura antes que una Ley perfectible de la democracia.
Pero es un avance que el Parlamento argentino esté procurando la profundización y ampliación de la democracia y no su achicamiento, como lo supo hacer durante gobiernos anteriores.
Y no es poca cosa para ir festejando.



Jorge Giles. El Argentino. 25.09.09
http://www.elargentino.com/nota-59493-Disparen-contra-el-Senado.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

BUENÍSIMO. TOTALMENTE DE ACUERDO. A ESTOS "SEÑORES" SENADORES LES HUBIESE SIDO MUCHO MÁS FACIL DECIR PÚBLICAMENTE QUE DEFIENDEN A LAS GRANDES EMPRESAS Y AL PUEBLO QUE ESPERE...SE SACARON LA CARETA.
V MERCEDES