miércoles, 9 de septiembre de 2009

LA DEMOCRACIA EN ESTADO DE GRACIA


Estamos tristes por la tragedia de Misiones. Nos duelen los pibes que se murieron con el tornado. Nos duele el castigo de la naturaleza. Y de la pobreza. Nos conmueve esa madre con el brazo roto en el último y vano intento de sostener a su hijo.
Allá estará hoy la Presidenta, solidaria con el pueblo misionero, con sus gobernantes, con los heridos por la desgracia, tratando de mitigar en algo tanto dolor, tanto sufrimiento.
En el Congreso de la Nación, la democracia se mostró en estado de gracia.
No hay tiempo que perder. Vendrán después las correcciones, las enmiendas, las perfecciones, pero tendrá que parir al niño para vestirlo después, como dijo uno de los exponentes ayer, durante la Audiencia pública convocada para debatir el primer proyecto de Ley de Comunicación de la democracia argentina.
Da un poquito de vértigo ¿verdad? Y de asombro ante nosotros mismos.
¿Nosotros lo hicimos? ¿Nosotros fuimos capaces de llegar hasta aquí?
Hay que ingresar por la avenida del orgullo patrio para no perdernos en el barullo de los que nos niegan el derecho a volver a nacer, a crecer, a ser libres, a ser felices.
Tiene la palabra, el doctor Mariano Moreno, entonces.
“…la porción de sabios que intentaron hacer de algún modo la felicidad de sus compatriotas, iniciándolos en las luces y conocimientos útiles y descubriendo sus errores, fueron víctimas del furor con que se persigue la verdad.
¿Será posible que se haya de desterrar del universo, un bien que haría sus mayores delicias si se alentase y se supiese proteger?
Desengañémonos al fin que los pueblos yacerán en el embrutecimiento más vergonzoso, si no se da una absoluta franquicia y libertad para hablar en todo asunto…Seamos una vez más, menos partidarios de nuestras envejecidas opiniones; tengamos menos amor propio; dése acceso a la verdad y a la introducción de las luces y de la ilustración: no se reprima la inocente libertad de pensar en asuntos del interés universal; no creamos que con ella se atacará jamás impunemente al mérito y la virtud, porque hablando por sí mismos en su favor y teniendo siempre por arbitro imparcial al pueblo, se reducirán a polvo los escritos de los que, indignamente, osasen atacarles.
La verdad, como la virtud, tienen en sí mismas su más incontestable apología; a fuerza de discutirlas y ventilarlas aparecen en todo su esplendor y brillo: si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia; y el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento, harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria”
Estas palabras fueron publicadas en la “Gaceta de Buenos Aires”, el 21 de junio de 1810, con el título “Sobre la libertad de escribir”.
Dice tanto Moreno, cuando exclama con vergüenza y con dolor lo mismo que ayer sobrevoló en la Audiencia pública.
Esta batalla por la redistribución de la palabra, viene desde el origen de la patria.
Fueron ellos, los patriotas, los primeros que desenvainaron la verdad para ser libres.
Y hoy estamos vivos, aunque nos haya costado.
¿Cómo no animarnos a dignificar la vida con la historia que tenemos?
Ahora sí, sentimos la sensación de verle la cara a Dios, como se dijo alguna vez. Y un cosquilleo compartido por que vamos a parir una democracia mejor, más justa, más libre, más alegre, donde no sean otros quienes les ponen la agenda a los gobiernos, a los legisladores, a los dirigentes sindicales, a la política, al pueblo todo.
Celebremos pues esta libertad de la palabra.
Agradecemos al monopolio de Clarín y sus repetidoras, el esmero que pusieron hasta aquí en “cuidarnos” y en advertirnos que esta será una “Ley K para controlar a los medios”.
Pero ya estamos creciditos. Queremos cuidarnos solos, sin que nos den cátedra sobre la pobreza aquellos que la provocan.
Con esta Ley de Comunicación hablarán todos. Y hablarán los pobres, sin intermediarios. Con sus rebeldías, sus verdades y sus convicciones.
Que así sea, por la gracia de todos.


Jorge Giles. El Argentino. 09.09.09
http://www.elargentino.com/nota-57256-La-democracia-en-estado-de-gracia.html

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