La diosa Atenea seca sus lágrimas sobre el Partenón.
Tenía por encargo cuidar de Atenas pero observa lo que han hecho de los griegos en el último año, en el último día, esos señores del neoliberalismo que se resisten al cambio. Y no puede menos que llorar.
No aprendieron nada o lo saben todo a la hora de seguir robando, esos señores.
¿No se enteraron lo que pasó en un país muy lejano y periférico, plebeyo y desarrapado, sudaca y misterioso al que llaman Argentina?
Se hubiesen ahorrado el disgusto de la vieja Europa, más vieja que nunca.
Cambie usted el nombre del país, Grecia y póngale Argentina año 2001.
En lugar de Papandreau y su gobierno "socialista", lea usted Fernando de la Rúa y la alianza radical.
En ambos países dominó por igual un demonio llamado Cavallo.
Aumento de impuestos, rebaja salarial, recorte de las jubilaciones, suspensión del aguinaldo, recorte general del gasto público: menos educación, menos salud, menos empleo, nada de obras públicas, corralito financiero.
Todo eso, más represión a diestra y siniestra.
El único gasto que no se recorta es el destinado a los cartuchos de la policía.
La respuesta del pueblo venía de cajón: movilizaciones y huelga general contra el plan de ajuste.
Ayer, la consigna que hizo tronar el escarmiento y el país fue una sola: "Que paguen los ladrones, no los trabajadores".
Tres muertos y ya se habla de unos cuantos más.
Si usted vio las imágenes por televisión seguramente se preguntó: ¿Podría suceder también acá?
Con ese mismo modelo, definitivamente sí.
Ya sucedió, como dijimos antes.
España, para no ir tan lejos, tiene a Grecia encima.
Casi cinco millones de desocupados sufren el castigo de las políticas económicas aplicadas con tanto rigor académico en la península ibérica y en todo el viejo continente.
Otra vez, más viejo que nunca.
Pero todos los monstruos acechan cuando la receta impuesta por el FMI y la Unión Europea, no hacen más que aumentar la escalada de la crisis.
Ajustan a los débiles y premian con miles de millones a los bancos más fuertes.
¿Le recuerda algo? Prestarían hasta 110 mil millones de euros a cambio que Grecia entregue el bienestar de los trabajadores, reduzca drásticamente el déficit público y ahorre 30 mil millones en los próximos tres años. ¿Le sigue recordando algo?
Hablando de estos asuntos que siguen sacudiendo al mundo real, no al virtual, la Presidenta dijo ayer en Lanús:
"Si no los puedo convencer yo ¿por qué no miran un poco lo que está pasando afuera en el mundo? Hay tres muertos en Grecia, tres jóvenes que aparentemente murieron en las manifestaciones adentro de un banco, casi una metáfora perfecta y esas imágenes que nos devuelve hoy la televisión son demasiado parecidas a las imágenes del 2001, demasiados parecidas. Y las recetas, sobre todo, son casi idénticas: supresión de municipios, reducción de salarios, ajuste, achique, la eterna receta de los organismos multilaterales de crédito internacionales que siguen sin entender lo que pasa en el mundo y en las sociedades".
Está todo dicho.
La crisis no es económica, es política.
Es seguir optando por un modelo que explotó en Wall Street, años después que había explotado allí donde gobernó su mejor alumno, Carlos Menem.
Los griegos tienen el derecho de salir por el costado que quieran.
Quienes no tienen derecho a dilapidar lo reconquistado desde el 2003, son los argentinos.
Sólo la memoria nos salvará, si la sabemos cultivar.
La memoria larga para no olvidar que venimos de nuestra propia "Grecia".
La memoria corta para no olvidar a los políticos y lenguaraces que hoy insisten en "no tocar las reservas", "ajustar el gasto público", volver a las Afjp, seguir con el monopolio mediático, etc.
El Congreso volvió a sesionar. Es una muy buena noticia. Tanto barullo veraniego de la oposición para terminar sentándose ayer a votar una ley sobre el uso de reservas.
Si se inspiraran un poquitín siquiera en el espíritu de Mayo, todos los sueños de la Patria serían posibles de cumplir.
Jorge Giles. El Argentino, 6 de mayo de 2010
http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=89662
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